¿Jurassic Park es una posibilidad real en el futuro inmediato?

Un nuevo estudio emplea un haz de luz enfocado más rayos X para irradiar muestras de plumas antiguas: la detección de rastros de proteínas en plumas fósiles podrá ser un camino para hacer realidad, en algún momento, la idea de la película “Jurassic Park”

Un nuevo estudio emplea un haz de luz enfocado más rayos X para irradiar muestras de plumas antiguas: la detección de rastros de proteínas en plumas fósiles podrá ser un camino para hacer realidad, en algún momento, la idea de la película “Jurassic Park” 

Resucitar dinosaurios y otras especies extintas extrayendo ADN de insectos fósiles preservados en ámbar, como sugería la película “Jurassic Park” (1993), sigue siendo una idea que persiste en el terreno de la ciencia ficción, pero los avances en la identificación y preservación de algunas proteínas fósiles crean una esperanza de alcanzar este sueño en el futuro.

Un estudio publicado recientemente en la revista Nature Ecology and Evolution y liderado por especialistas de la Universidad de Cork, en Irlanda, explora nuevas posibilidades tecnológicas para hacer realidad el concepto esbozado en el film de Steven Spielberg “Jurassic Park”, de 1993, en el cual los científicos logran “resucitar” dinosaurios a partir de ADN fosilizado. Aunque esta idea es aún imposible de concretar en la realidad, los avances tecnológicos sugieren que existiría alguna mínima posibilidad en el futuro.

Un número cada vez mayor de paleontólogos encuentran evidencia de ADN y proteínas en fósiles, que también proporcionan información genética. Estos rastros químicos podrían aportar datos sin precedentes sobre la vida y la evolución de las especies más antiguas de la Tierra. La nueva investigación, conducida por la científica Tiffany Shea Slater, ofrece nuevos conocimientos en este campo.

Según un artículo publicado en The Conversation por Slater y su colega, Maria McNamara, mientras a nivel global un público masivo quedaba atrapado por la acción y la trama de “Jurassic Park”, la idea central del film, o sea la posibilidad de extraer ADN de insectos fósiles preservados en ámbar para resucitar a los dinosaurios, recibió cierta credibilidad científica a través de la publicación de varios estudios de alto perfil sobre ámbar fósil. Los autores de estas investigaciones recuperaron ADN antiguo del ámbar e incluso revivieron bacterias alojadas allí.

En consecuencia, el mundo se había preparado para un Parque Jurásico real, que entonces parecía inminente. Tres décadas después, la realidad muestra que ese concepto sigue confinado en el arcón de los sueños de la ciencia ficción, aunque una remota posibilidad tecnológica podría volverlo realidad en el futuro. ¿Por qué aún no ha sido posible y cuál sería el camino para lograrlo?

Sabemos que el ADN o ácido desoxirribonucleico, el código genético que contiene las instrucciones básicas para la vida, proporciona la información más detallada, en comparación con otras moléculas, sobre qué tan estrechamente relacionadas están las especies y los distintos organismos vivos. Sin embargo, al mismo tiempo es extremadamente frágil y se descompone rápidamente después de la muerte de un organismo.

A pesar de esto, el ADN a veces puede sobrevivir en climas polares, porque las temperaturas gélidas ralentizan la descomposición. De esta manera, el ADN geológicamente joven, con una antigüedad en torno a miles de años, tiene el potencial de “resucitar” animales extintos desde la última Edad de Hielo hasta el pasado reciente.

Es así que empresas como Pleistocene Park o Colossal, entre otras, están trabajando en proyectos para recuperar el mamut lanudo y la paloma migratoria. Pero existe una gran diferencia temporal entre estas especies y los dinosaurios, que se extinguieron hace 66 millones de años. Por otro lado, existe cierta evidencia científica de que el material genético puede sobrevivir en los fósiles, incluso en estas escalas de tiempo.

Por ejemplo, Slater y McNamara indican que los cromosomas fósiles, que son fragmentos de ADN más pequeños que una célula, se han encontrados en plantas hasta 180 millones de años de antigüedad y hasta en un dinosaurio de 75 millones de años. Sin embargo, los científicos aún tienen que encontrar pruebas de que el ADN real pueda sobrevivir durante decenas de millones de años.

 Junto a este ADN antiguo, la otra posibilidad son las proteínas, que también pueden resguardar valiosa información genética. Los científicos han descubierto hemoglobina, una proteína de los glóbulos rojos, en insectos de 50 millones de años, y pigmentos de melanina en los sacos de tinta de calamares de 200 millones de años.

En el nuevo estudio, el equipo irlandés realizó un análisis del dinosaurio emplumado de 125 millones de años Sinornithosaurus, revelando abundantes estructuras proteicas corrugadas, consistentes con una proteína llamada beta-queratina, que es común en las plumas modernas. Las estructuras proteicas en espiral (indicativas de otra proteína llamada alfa-queratina) estaban presentes únicamente en pequeñas cantidades.

Al simular el proceso de fosilización en experimentos de laboratorio, descubrieron que las estructuras corrugadas de proteínas se deshacen y forman estructuras en espiral cuando se calientan. Estos hallazgos sugieren que las plumas antiguas eran notablemente similares en química a las plumas modernas.

También indican que las estructuras proteicas en espiral en los fósiles son probablemente artefactos del proceso de fosilización. En conclusión, los científicos creen que los rastros de proteínas pueden sobrevivir durante cientos de millones de años, abriendo una lejana posibilidad a la idea de hacer realidad el concepto de “Jurassic Park”.

Pero todo esto no alcanza. En última instancia, necesitamos ADN intacto para resucitar especies. Entonces, aunque los científicos han logrado muchos avances, la perspectiva permanece en el ámbito de la ciencia ficción. Todos los datos de fósiles y experimentos hasta la fecha sugieren que es poco probable que el ADN sobreviva durante decenas de millones de años.

Incluso si los científicos encontraran fragmentos de ADN en fósiles de dinosaurios, probablemente serían muy cortos. Es poco probable que estos pequeños fragmentos nos brinden información útil sobre una especie. Además, aún no contamos con la tecnología para validar y separar fragmentos de ADN tan raros como combinaciones originales y no aleatorias de aminoácidos, generados durante la fosilización.

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