Los tiburones están desapareciendo del Mediterráneo
Los avistamientos de tiburones en las playas
españolas este verano han despertado miedos latentes en la población. Lo cierto
es que verlos tan cerca de la costa no es normal ni son buenas noticias: suelen
ser ejemplares enfermos, con problemas o que buscan oxígeno, según el experto
Raúl García. “Son bichos que no están sanos y que tienen algún problema, que no
atacan”, asegura a Infobae.
Actualmente nadan en el Mediterráneo 73 especies
diferentes de tiburones y rayas, pero cada vez es menos frecuente encontrarse
con ellas, pues más de la mitad se encuentran en peligro de extinción y 20
están en peligro crítico. Si bien para los que temen una mordedura de este
vertebrado puede parecer una buena noticia, la especie es fundamental para el
mantenimiento del ecosistema marino.
“Los
tiburones de superficie son como los leones del océano”, asegura García, que
los define como “arquitectos del ecosistema”.
Como ejemplo, menciona a los tiburones de arrecife,
que marcan “qué especies viven” en él. “Un arrecife cuando pierde los tiburones
se da por muerto. Son animales que configuran su hábitat, que configuran los
ecosistemas en los que viven”, explica.
García es el coordinador de pesquerías en uno de los
últimos proyectos de la ONG World Wildlife Fund (WWF), que busca determinar qué
especies de tiburones y rayas nadan en las aguas mediterráneas en colaboración
con el sector pesquero.
A través de un análisis de muestras de agua tomadas
a distintas profundidades en treinta puntos estratégicos, se podrá conocer las
especies presentes en el mar. La técnica, conocida como ADN ambiental, está
siendo llevada a cabo por expertos de la Universidad de Oviedo. WWF espera
poder conocer los resultados a final de año.
García asegura que los tiburones “están sufriendo
una crisis ecológica” que ha causado “un desplome de las poblaciones de un 71%”
en cincuenta años”, según un estudio de la revista Nature. El especialista
nombra tres amenazas principales: las capturas incidentales, el cambio
climático y los plásticos.
Las capturas están aumentando, de hecho, por culpa
del cambio climático, segunda amenaza para este animal “bastante sensible a las
temperaturas” del agua.
“Como cada vez hay menos oxígeno en sus rutas, en
sus aguas habituales, (los tiburones) tienden a meterse en aguas más profundas,
que están más frías y tienen más oxígeno. Y eso coincide con donde están los
anzuelos”, explica García.
Un tiburón
enredado en redes de pesca. Las capturas incidentales de tiburones son una de
las principales amenazas para la especie en el Mediterráneo y cada vez aumentan
más a causa del cambio climático (WWF)
Eso no quiere decir que en España no se busque
pescar a esta especie: García puntualiza que “la mayor pesquería del mundo de
tiburones es española”.
“Básicamente, las poblaciones están bien aún y es
una captura intencionada. Ponen aparejos en unas líneas especiales para
capturarlos”, explica. García informa de que su pesca se está empezando a
gestionar de forma adecuada, con cuotas y planes de gestión, sobre todo en el
Atlántico.
El calentamiento de las aguas “está suponiendo un
problema” para la localización de las especies de tiburones y protección de las
áreas marinas en las que viven. “A lo mejor en unos años están buscando aguas
más profundas o más frías y esa área deja de ser tan válida”.
Paradójicamente, como “megafauna del mar”,
contribuyen a mitigar los efectos del cambio climático en los océanos, cuyas
aguas se estratifican y no se mezclan de forma vertical. Esto es un “problema
gravísimo” para García, pues hace que las aguas más profundas no adquieran
nutrientes suficientes.
Así, los tiburones y otros grandes animales marinos
conseguirían con sus movimientos verticales (pues se mueven para defecar,
alimentarse o cuando fallecen) mitigan la falta de mezcla de aguas.
Por último, Raúl García menciona los plásticos, a
los que “los tiburones parecen bastante sensibles”, tanto por su ingesta como
por los enredos que se ocasionan con algunos de ellos. “Se les engancha, van
creciendo y pueden llegar a morir porque el animal va creciendo y ese plástico
es prácticamente irrompible”.
El programa ‘Blue Panda’ de WWF para detectar las
especies de tiburones ha comenzado su trabajo en el mar de Alborán, que
califican de “zona ecológica muy importante” y de posible reservorio climático.
Se debe a que Alborán es una de las zonas que mantiene y mantendrá temperaturas
más frías, que atraen a las poblaciones de peces.
“Va a suponer a nivel de gestión un reto, porque las
flotas van a seguir a estos bancos de peces y se va a concentrar más el
esfuerzo”.
Por suerte, WWF tiene una red de colaboradores “muy
importante” en el sector pesquero de esta región, desde el Golfo de Cádiz hasta
Murcia. Y planean utilizar el conocimiento de los pescadores para mantener el
ecosistema marino.
“El sector pesquero, por suerte, está avanzando
desde hace muchos años y es más consciente que otros sectores económicos de lo
que es la crisis ecológica, porque se la están comiendo cada día”, asegura
García.
El coordinador asegura que los pescadores “saben más
de ecología que cualquier biólogo” por sus propias experiencias a bordo, si
bien es un conocimiento más intuitivo. Así, aunque no sepan clasificar un
espécimen por su nombre científico, si se les enseña una foto o una espina
concreta reconocen el ejemplar, solo que “a lo mejor les llaman de otra
manera”.
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