Sensores espaciales detectan un gigantesco canal oculto que conecta todas las pirámides egipcias
Un equipo científico ha usado un sistema de radar
espacial para revelar una enorme vía de transporte acuático ya desaparecida. El
descubrimiento puede resolver uno de los grandes misterios de la civilización
egipcia
Arqueólogos espaciales han descubierto un gigantesco canal oculto que conecta todas las pirámides en el lado oeste del Valle del Nilo. Su localización y grandes dimensiones —100 kilómetros de largo— han sido reveladas en un nuevo y fascinante estudio que ha utilizado satélites para analizar el valle con ondas de radar capaces de penetrar su superficie.
Este
descubrimiento puede dar respuesta a una de las grandes incógnitas sobre la
construcción de las pirámides egipcias: ¿cómo logró esta antigua civilización
transportar las decenas de millones de toneladas de material usado en la construcción
de estas titánicas estructuras? Los arqueólogos ya barajaban la hipótesis de la
existencia de una rama desaparecida del río que debería haber sido usada para
mover los enormes bloques de piedra y la mano de obra necesaria para levantar
estos colosales monumentos funerarios. Sin embargo, se desconocía dónde estaban
estas teóricas autopistas de agua y no se había probado su existencia. Ahora,
un equipo liderado por la Dra. Eman Ghoneim —directora del laboratorio de
teledetección espacial y profesora en la Universidad de Carolina North
Wilmington— acaba de revelar topología y localización exacta en su
investigación, presentada en el XIII congreso internacional de egiptología.
Este equipo de investigadores ha utilizado
tecnología de radar en satélites para desentrañar los secretos de estas
antiguas vías fluviales. La rama del Nilo descubierta y localizada es conocida
como la Rama Ahramat (la vía de las pirámides, en árabe). Se extiende a lo
largo de unos 100 kilómetros, pasando junto a la cadena de pirámides que va
desde Faiyum en el sur hasta Giza en el norte. La rama tiene una clara
alineación con las pirámides, lo que indica en apariencia una relación directa
con los sitios de construcción de estas estructuras milenarias. Los datos también
han mostrado numerosos tributarios enterrados que habrían alimentado este gran
canal de transporte en la antigüedad.
La Dra.
Ghoneim declaró a la publicación IFLScience que este hallazgo es clave para
entender la creación y localización de las pirámides: “Si hay pirámides por todas
partes en esta área específica, debió haber en el pasado cuerpos de agua que
facilitaran el transporte de rocas y un gran número de trabajadores a estos
lugares”. El descubrimiento no solo arroja luz sobre cómo se pudieron haber
transportado los materiales para la construcción de las pirámides, sino que
también ofrece una nueva perspectiva sobre la organización y logística de la
antigua civilización egipcia.
La Rama Ahramat está ahora totalmente oculta bajo la
arena del desierto y el suelo cultivado del valle. Es imposible verla desde el
suelo ni desde un avión, pero sí aparece en las imágenes de radar por satélite.
Las ondas de radar usadas en estos sistemas tienen la capacidad de penetrar la
superficie terrestre y revelar el terreno subsuperficial. Es una técnica que ha
sido crucial para este y otros descubrimientos arqueológicos recientes. De
hecho, se ha convertido en una herramienta fundamental para encontrar
estructuras perdidas bajo la arena, el agua y las junglas de todo el planeta.
El descubrimiento de la Rama Ahramat del Nilo y
otras ramas perdidas como la Rama Khufu no solo resuelve preguntas clave sobre
la construcción de las pirámides, revelando un contexto geográfico diferente
crucial para entender la historia y la ingeniería del antiguo Egipto, sino que
también tiene una importancia científica más amplia, incluyendo el manido
cambio climático.
La nueva evidencia se añade a la que ya teníamos
sobre el Período Húmedo Africano, que comenzó hace 14.800 años y terminó hace
5.500 años. Durante este periodo hay evidencia de un aumento en los niveles de
agua del Nilo. Este fenómeno climático permitió que la Rama Khufu permaneciera
navegable hasta la construcción de la Gran Pirámide de Giza, dedicada al faraón
Khufu, hace unos 4.500 años. La Gran Pirámide de Giza, que originalmente tenía
146.6 metros de altura, estaba formada por 2,3 millones de bloques de piedra
hasta alcanzar un total de seis millones de toneladas. Aunque las teorías sobre
cómo se colocaron estos bloques son variadas, el papel del Nilo en el transporte
de estos materiales es ahora indiscutible. Sin este periodo húmedo, su
localización sería otra con casi total seguridad. Gracias a los radares
espaciales también sabemos que la Rama Khufu podría haber llegado hasta la Gran
Esfinge, que ha estado envuelta en la polémica sobre su potencial origen
natural aumentado con grandes bloques de piedra artificiales.
La localización de estas antiguas ramas del Nilo
tendrá un efecto en la arqueología futura: siguiendo su camino, pueden ayudar a
los arqueólogos a localizar ciudades y templos perdidos del Antiguo Egipto que
han sido cubiertos por sedimentos y desaparecido con el paso de los milenios.
Sabemos que la historia de muchos pueblos permanece oculta bajo el subsuelo del
planeta e incluso se especula sobre la existencia de civilizaciones que podrían
haber precedido a la humana hace cientos de millones de años cuyo rastro habría
desaparecido por completo por la actividad geológica. Sin embargo, para otras
mucho más recientes, la importancia de la tecnología de sensores espaciales
seguirá teniendo un impacto creciente en la arqueología, con el potencial de
transformar nuestra comprensión de las civilizaciones antiguas y otras
desconocidas que yacen literalmente bajo nuestros pies.
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