¿Griegos antiguos visitaron Tiahuanaco en Bolivia hace 2.000 años?
No son pocos los antropólogos y arqueólogos que han
afirmado que, siglos antes del primer arribo del Cristóbal Colón a América, ya
otros navegantes conocían al continente. Romanos, fenicios, vikingos y griegos
llegaron y recorrieron el territorio, entrando, incluso, en contacto y en
relación con los pueblos originarios que aquí poblaban grandes zonas.
Para sostener estas tesis refieren el hallazgo de
diversos elementos en los que se evidencian aspectos de las culturas
mencionadas (se detalla pormenorizadamente, luego).
Una más de esas evidencias la sumaremos a esa larga
lista, tras un nuevo hallazgo que concretamos recientemente, y que si bien
habrá que profundizar con más estudios, parece ir en igual dirección.
Es que ahora, nosotros, haremos un nuevo aporte a la
presencia griega, en este caso en Tiahuanaco, actualmente en territorio de la
hermana nación de Bolivia, donde está la enigmática Puerta del Sol que
representa el calendario correspondiente al planeta Venus. Ubicada 21km al
sureste del lago Titicaca, en la región del Altiplano, se considera que
Tiahuanaco es una de las culturas más longevas de América del Sur, con 25
siglos de duración desde el 1500 a. J. hasta el año 1000 d. J.
De manera tal que las cronologías se corresponden
perfectamente entre el tiempo de esplendor de la cultura helénica y el momento
en que comenzó a desarrollarse esta asombrosa ciudad.
El hallazgo al que nos referirnos tuvo lugar
mientras visitábamos una vez más el Museo Arqueológico y Antropológico “Dr.
Eduardo Casanova”, dependiente de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires (UBA), situado en la jujeña localidad de Tilcara,
en nuestra Quebrada de Humahuaca.
Hasta allí llegamos Sandra Noemí Britos y yo en la
región quebradeña a efectos de participar en las ceremonias y rituales por el
Solsticio de Verano. En un momento de descanso, decidimos visitar, una vez más,
pues así lo hacemos cada que investigamos aquella bella zona, el museo, situado
frente a la plaza principal de Tilcara.
Pero esta vez, tras recorrer las salas habilitadas,
que son pocas, pues se encuentra en puesta en valor y modernización, nos
detuvimos a estudiar un enorme monolito exhibido en el patio cercano a la
entrada. Se trata de una réplica, perfecta, del original que forma parte de los
tesoros arqueológicos de la ya citada Tiahuanaco.
Primero nos llamó la atención la presencia de sendas
serpientes, esculpidas a los lados, que, claramente, tienen rostro de seres
humanos. No es un error, ni un defecto. Ambas tienen igual característica. Es
evidente que quien hizo la obra buscó señalar la condición antropomorfa de esas
víboras.
La cuestión se puso más delicada cuando comenzamos a
indagar las características de la figura humana que preside el monolito. Tiene
sus dos brazos cruzados exhibiendo, perfectamente, los cinco dedos en cada
mano. En el rostro aparece algo extraño: un trazo grueso, destacado, que sale a
ambos lados de la nariz. Es, sin dudas, ¡un bigote! ¿Bigote? No aparenta otra
cosa.
Empero, Si en verdad se tratara de un grueso bigote,
entonces la figura sobre la que se inspiró el escultor no es la de un miembro
de los pueblos precolombinos.
Al seguir el análisis, advertimos que los pies
terminan sólo en 3 dedos. Lo que remite a una cifra esotérica de gran tradición.
Eso para quienes nos ocupamos de la simbología numérica. Pero, de no ser una
señal, a descifrar por quienes conocen de antemano las claves, ¿por qué ponen
sólo tres dedos en cada pié y no los cinco naturales? Tres es el primer número
completo en la simbología esotérica.
Por eso la trinidad está presente en la gran mayoría
de los cultos, desde los tiempos más remotos... Sin embargo la cuestión de la
figura descripta, con sus tres dedos en cada pie no termina allí. Junto a
Sandra Britos pudimos constatar que, de la cintura a los pies, el conjunto
escultórico claramente muestra una separación.
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