Un tiburón de Groenlandia de 500 años se convierte en el animal más longevo conocido
No lo buscaban, ni siquiera sospechaban de su
existencia en aquellas aguas, así que la sorpresa de quienes lo encontraron fue
mayúscula. Devanshi Kasana y sus colegas de la Universidad de Florida estaban
frente a las costas de Belice, en el mar Caribe, cuando algo extraño se
enganchó en su palangre. Estaban marcando tiburones tigres para un estudio
sobre la ecología de estos predadores marinos cuando, al recuperar el cabo,
atisbaron bajo las aguas una sombra misteriosa que no parecía corresponder a
tal especie.
«A pesar de nuestra experiencia, no reconocimos qué
era», ha declarado Kasana, que ha dado cuenta su hallazgo en la revista
científica Marine Biology. Una vez capturada la enigmática criatura,
comprobaron que era un tiburón de Groenlandia (Somniosus microcephalus),
especie más propia de las frías aguas árticas que de las cálidas caribeñas.
"Fue sorprendente y emocionante a la vez", relató a National
Geographic.
El tiburón de Groenlandia es una de las especies más
grande de escualos y la más desmesurada de los 18 tiburones que conforman la
familia de los somniosidos. Puede alcanzar siete metros de longitud y 1,5
toneladas de peso. Vive sin inconvenientes a más de dos mil metros de
profundidad y en temperaturas de - 7º C. Hasta ahora se pensaba que solo vivía
en el Ártico.
Antes que por su talla o por el lugar extremo en
donde habita, el atributo más distinguido del tiburón de Groenlandia es su
asombrosa longevidad. La más prolongada de los vertebrados. Además de por el
tamaño que alcanzan, se ha determinado la edad de estos peces mediante técnicas
de datación de radiocarbono del tejido obtenido de los ojos. Metabólicamente
inactivas, sus córneas se agrupan en sucesivas capas según pasan los años. Esto
permite analizar las fases de crecimiento y la edad de los individuos
analizados.
Científicos de la Universidad de Copenhague,
dirigidos por el biólogo Julius Nielsen, han utilizado estas técnicas de
datación para averiguar la edad de 28 tiburones de Groenlandia. Considerando el
margen de error de las pruebas de carbono, estimado en torno a 120 años, el
menos longevo de los peces analizados tenía 292 años. El que más, 400.
Los indicios detectados en el 'Matusalén' capturado
en el Caribe por Kasana y sus colegas les han permitido afirmar que es bastante
más viejo. El tamaño del ejemplar capturado en el Caribe indica que pudo nacer
hace unos 520 años, lo que le convierte en el animal más longevo de la Tierra.
Al ejemplar no se le tomó ADN para no perturbar su
ritmo biológico ni causarle estrés, devolviéndole al océano después de un breve
reconocimiento físico. Este examen ha permitido determinar la edad aproximada,
comparando características físicas y tamaño con otros tiburones que en
anteriores ocasiones se les tomó muestras y realizaron análisis genéticos en laboratorio,
determinando sus edades, con el margen referido.
UNA ESPECIE CARROÑERA
Caracterizado por el sosiego de sus movimientos, se
considera a los tiburones de Groenlandia una especie carroñera, aunque pueden
también capturar diferentes clases de peces, calamares e incluso focas. Se ha
especulado en repetidas ocasiones sobre cómo una criatura tan cachazuda es
capaz de cazar presas tan vivaces. La razón está precisamente en su lentitud,
que les permite aproximarse hasta ellas, haciéndoles prácticamente invisibles,
hasta el momento del ataque.
El nombre de la familia está justificado por los
hábitos somnolientos y pausados que definen su existencia. También por el
aspecto de sus ojos, cuyos globos oculares opacos le hacen parecen una criatura
adormecida. Lo provocan colonias de copépodos, pequeños crustáceos parásitos,
que se instalan en sus córneas, de la que se alimentan, al tiempo que provocan
al tiburón una ceguera más o menos parcial.
La falta de visión no es problema para este escualo.
La luz no alcanza el profundo hábitat donde vive, en el que reina la oscuridad
absoluta. Esta falta de visión la sustituye gracias al desarrollo de otros
sentidos. En especial el olfato y unos órganos electrorreceptores
característicos de los peces cartilaginosos, como tiburones, rayas y quimeras.
Están formados por las ampollas de Lorenzini que, conectadas mediante poros a
la piel del animal, detectan los campos eléctricos que emiten los seres vivos,
orientando a su propietario para capturarlos.
La extraordinaria parsimonia del tiburón de
Groenlandia no se limita a sus movimientos a cámara lenta, sino y sobre todo a
su desarrollo y crecimiento. Su ritmo cardiaco es de un único latido cada 10
segundos. "Son muy conservadores en su evolución, han evolucionado muy
poco desde sus orígenes. A los tiburones no les afectan tanto los cambios
evolutivos como a otros seres vivos. Esto es por causa de unos reparadores que
poseen en su material genético. Son ciertas enzimas de su ADN que hacen que
sean muy poco moldeados por el paso del tiempo", explica José Carlos Báez,
biólogo marino del Centro Oceanográfico de Málaga, del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC).
Esta característica, junto con su excepcional
adaptación al medio en que viven, les convierten no solo en la especie más
longeva, sino en una de las más antiguas de la Tierra. Los primeros antepasados
de los tiburones aparecieron en el Silúrico inferior, hace unos 440 millones de
años. Mucho antes que los dinosaurios, a los que han sobrevivido con muy pocas
transformaciones. Algo que les ha hecho merecedores de la denominación de
'cápsulas del tiempo vivientes'.
"Las bajas temperaturas de las aguas profundas
en las que viven ralentizan su metabolismo y reduce al máximo la actividad
celular de su inmenso organismo", añade Báez. Consecuencia de tan lento
crecimiento, la especie tiene una maduración muy tardía. El tiburón de
Groenlandia no alcanza la madurez sexual hasta cumplidos 150 años. Una
ralentización metabólica que le hace crecer solo 1 centímetro al año.
Con tales datos, es lícito imaginar que el tiburón
de Groenlandia encontrado en el Caribe tenga entre los inmensos recuerdos de su
somnolencia vital cierto día de su tierna infancia. Fue cuando le sobresaltaron
unos sonidos que escuchó en la superficie de las profundidades donde nadaba. El
crujido del maderamen de un navío y los gritos extraños de unos hombres jamás
vistos en aquellos mares. Era la carabela de Cristóbal Colón con la que se
alcanzó el continente americano, frente a las costas de la actual Honduras, no
lejos de donde ahora ha sido descubierto el escualo. Sucedió en 1503, en el
cuarto viaje americano del Almirante, hace 520 años. Poco después de que
viniera al mundo el tiburón de este relato.
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