Alerta en Japón por un gato radiactivo en paradero desconocido
Un empleado de una fábrica de revestimientos
metálicos llega como cada mañana a su puesto de trabajo. Al acercarse al tanque
de cromo hexavalente, ve algo que llama su atención. La lámina con la que
normalmente se tapa por las noches se había movido y unas huellas amarillas
caminando hacia el exterior delataban la presencia de un posible intruso.
Preocupado, corre a comprobar las cámaras de seguridad, en las que puede verse
un gato escapando del edificio sobre las 21:30 de la noche anterior. Rápido,
pone en alerta a sus superiores y estos llaman a las autoridades y los medios
de comunicación para que avisen a los vecinos: un gato tóxico anda suelto.
Este puede parecer el inicio de una película de
serie B, pero en realidad es una historia real. Ha ocurrido en la ciudad
japonesa de Fukuyama y tiene bastante preocupados a sus habitantes. El cromo
hexavalente es una sustancia muy tóxica y cancerígena, por lo que el contacto
con el felino podría ser incluso mortal.
En el vídeo no se ve como el animal cae en el
tanque, pero es lo más probable, teniendo en cuenta las huellas y el cambio de
posición de la tapa. No se sabe cómo pudo ocurrir teniendo en cuenta que el
recipiente mide 3 metros de alto. Sea como sea, lo más probable es que el gato
tóxico no resista a los efectos de esta sustancia y haya fallecido en algún
lugar de la ciudad. Aun así, es importante que cualquiera que encuentre a un
felino con un comportamiento sospechoso, muy enfermo o muerto y posiblemente
sucio por el inesperado baño de cromo hexavalente no lo toque y avise a las
autoridades. ¿Pero por qué es tan peligroso?
El cromo hexavalente es una forma muy tóxica de este
metal. Tiene muchas aplicaciones industriales, como la fabricación de
pigmentos, la soldadura de acero inoxidable o los revestimientos a los que se
dedican en la fábrica en la que se coló el gato tóxico. También es muy empleado
en galvanoplastias. Este es un procedimiento en el que se usa un metal para
recubrir otro con ayuda de la electricidad, cambiando así sus propiedades.
Los empleados que trabajan con esta sustancia deben
usar guantes, mascarillas, gafas y, en definitiva, todas las medidas de
protección posibles. Y es que su toxicidad puede producirse por contacto con la
piel o los ojos, mediante inhalación o, por supuesto, a través de la ingesta.
Los daños más graves son por estas dos últimas vías.
Mediante inhalación puede causar úlceras e irritaciones en el sistema
respiratorio, además de cáncer de pulmón y nasal. Si se ingiere, los efectos
pueden ir desde molestias y úlceras digestivas hasta cáncer o problemas
reproductivos. Los efectos sobre la piel, en la que se pueden causar irritación
y úlceras, suelen producirse a largo plazo. Sería un riesgo para los
trabajadores que están en contacto frecuente con esta sustancia, pero no tanto
para quienes toquen al gato tóxico. No obstante, cabe destacar que se podría
tocar el gato y, después llevar la mano a los ojos, en los que los daños pueden
incluso provocar ceguera.
Por todo esto, es muy importante tomar todas las
precauciones posibles ante la posibilidad de entrar en contacto con este
animal. Sobre todo, se debe prestar especial atención a los niños, que podrían
querer tocarlo y después llevar las manos a los ojos, la nariz o la boca.
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