Hallan el fósil de un calamar vampiro jurásico con presas en sus brazos

No nos cansamos de repetirnos, el mar es un misterio y no conocemos prácticamente nada de lo que habita allá abajo, y un nuevo descubrimiento lo confirma. Los expertos encontraron el fósil de calamar vampiro del Jurásico Temprano, que podría ayudar a revelar la ascendencia poco conocida de esta especie única. Más curioso aún, el animal fue enterrado con sus presas, dando una visión inusual sobre su lugar en el ecosistema.

A pesar de su nombre, los calamares vampiros no son realmente calamares, ya que están más relacionados con los pulpos. Los miembros de la familia pueden reconocerse en el registro fósil porque, junto con sus ocho brazos, tiene dos filamentos en lugar de los tentáculos más sustanciales que tienen los calamares vampiros. Sin embargo, siguen siendo muy poco comprendidos.

Actualmente, solo existe una especie de calamar vampiro vivo, pero en este caso no es culpa de la actividad humana. Se conocen más de una docena de especies ancestrales que aparentemente  habitaban aguas menos profundas, pero siguen siendo tan escasos que su hallazgo es valioso.

Un descubrimiento en Luxemburgo en 2022 y que data de hace 180 millones de años es, incluso, más valioso que la mayoría. Es una especie desconocida y que bautizaron como Simoniteuthis michaelyi. También es extrañamente completo, con la parte interna dura llamada gladius y la parte superior de los ocho brazos visibles. Habría medido unos 38 centímetros de largo.

Más curioso aun es la presencia de dos peces cerca de la boca que parecen salir de los brazos. Los científicos que encontraron el fósil atribuyen su muerte a un hundimiento por distracción. Esto es común cuando criaturas marinas se alimentan o aparean y no prestan atención al hecho que están hundiéndose en aguas tan pobres en oxígeno, o hipóxicas, que no sobreviven.

Uno de los autores del hallazgo describió previamente un caso de hundimiento por distracción, que involucró a dos calamares vampiros de diferentes especies. Uno de ellos se alimentaba del otro cuando, se cree, se hundieron en aguas hipóxicas. A pesar de que es probable que esas aguas contengan a algún espécimen, la enorme presencia de fósiles de calamar vampiro antiguos que parecen haber muerto en este proceso, sugiere que fueron una especie de amenaza en el Jurásico Temprano. Su adaptación a estas aguas podría haber llegado mucho más tarde, dado que otros cefalópodos también eran propensos a hundirse por distracción.

En el fósil reciente, al menos se aprecian rastros parciales de los 8 brazos, pero no hay señales de los dos tentáculos de filamento. Pero el equipo que lo describe confía en que se trata de un calamar vampiro y no un pulpo de aspecto extraño.

Cómo uno de los fósiles de calamar vampiro más antiguo conocidos, el hallazgo podría dar información sobre su evolución, aunque por el momento solo ha creado confusión. En particular, no se sabe cuándo evolucionaron los dos filamentos usados por los calamares vampiros modernos para recoger pequeños organismos y detritos flotantes, y este espécimen no proporciona respuestas.

Debido a sus orígenes como una ruptura con los verdaderos calamares, los taxones que pertenecen al clado vampiromorfo definitivamente deberían mostrar una corona de 10 brazos bien desarrollados u 8 brazos desarrollados y un par “rudimentario”. Pero, como la mayoría de los otros fósiles de calamares vampiros antiguos, ninguno de los dos se observa en este.

El nombre del género hace honor a Jo Simon, voluntaria del Museo Nacional de Historia Natural de Luxemburgo, mientras que la especie lleva el nombre del director del museo, Patrick Michaely.

Cabe destacar que los calamares vampiros son de las especies menos vistas en el reino animal. De hecho, su nombre científico de la especie superviviente significa “calamar vampiro del infierno”, ya que se adaptó a vivir en profundidades oceánicas donde prácticamente no hay oxígeno.

Pero, a pesar de sus nombres amenazantes, el calamar vampiro no es una amenaza, ni beberán la sangre tu sangre, pero si morirías, eso sí, aplastado por la presión extrema de su dominio, pero dado a su modesto tamaño, jamás te comería.

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