Esta fue la última comida de un escarabajo fosilizado en ámbar hace 200 millones de años
Un fósil de ámbar de un escarabajo del Cretácico ha
arrojado luz sobre la dieta de uno de los primeros polinizadores de las plantas
con flores, según publican investigadores en Nature Plants.
Los restos del animal fueron desenterrados por
investigadores de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, y del Instituto de
Geología y Paleontología de Nanjing de la Academia China de Ciencias (NIGPAS),
que pudieron estudiar su materia fecal fósil, compuesta únicamente por polen.
Además de ser un visitante de las angiospermas
(plantas con flor), los investigadores tienen ahora pruebas concluyentes de que
el nuevo fósil llamado "Pelretes vivificus" también se alimentaba de
su polen.
"El escarabajo está asociado a grupos de granos
de polen, lo que sugiere que los escarabajos florales de alas cortas visitaron
las angiospermas en el Cretácico. Algunos aspectos de la anatomía del
escarabajo, como su abdomen peludo, son también adaptaciones asociadas a la
polinización", explica el profesor Chenyang Cai, paleontólogo de la
Escuela de Ciencias de la Tierra y del NIGPAS.
Erik Tihelka, entomólogo y paleontólogo de la
Escuela de Ciencias de la Tierra, añade que los Pelretes visitaban las
angiospermas para alimentarse de su polen. "Este hallazgo proporciona un
vínculo directo entre las primeras plantas con flores del Cretácico y sus
insectos visitantes y demuestra que estos fósiles de insectos no se conservaron
incidentalmente junto con el polen, sino que hubo una auténtica asociación
biológica entre ambos".
Aunque los polinizadores, como las abejas y las
mariposas, proporcionan hoy en día servicios ecosistémicos cruciales, se sabe
poco sobre el origen de la íntima asociación entre las plantas con flores y los
insectos.
Los fósiles de ámbar del Cretácico constituyen una
importante fuente de pruebas para comprender la biología de las primeras
angiospermas, antes de que se convirtieran en el grupo de plantas dominante en
la Tierra.
El ámbar es la resina fósil de antiguos árboles que
a menudo atrapaban fortuitamente insectos y otros pequeños organismos,
conservándolos con fidelidad vital.
"Los agricultores que quieren proteger sus
huertos pueden colocar trampas adhesivas en los árboles para controlar los insectos.
Imagínese que su único conocimiento de un ecosistema antiguo fueran esas
trampas adhesivas y que tuviera que reconstruir todas sus interacciones
ecológicas basándose únicamente en esta fuente de pruebas. Ese es el reto al
que se enfrentan los paleontólogos que estudian el ámbar", explica
Tihelka.
"Por suerte, la trampa de ámbar del norte de
Myanmar es uno de los depósitos de ámbar fosilífero más ricos que se conocen.
Además de la abundancia sin parangón de insectos fósiles, el ámbar se remonta a
mediados del Cretácico, justo cuando las angiospermas estaban despegando",
afirma Tihelka.
Las plantas con flores, que constituyen más del 80%
de las especies vegetales actuales, no empezaron a diversificarse hasta el
Cretácico, hace unos 125 millones de años.
Algunos científicos han atribuido el enorme éxito
evolutivo de las angiospermas a sus relaciones mutualistas con los insectos
polinizadores, pero las pruebas fósiles de los polinizadores del Cretácico han
sido hasta ahora escasas.
El escarabajo de las flores "Pelretes
vivificus" vivió en la selva de ámbar de Birmania hace unos 98 millones de
años. Sus parientes más cercanos son los escarabajos de las flores de alas
cortas ("Kateretidae") que hoy en día se encuentran en Australia, visitando
una amplia gama de flores y alimentándose de su polen.
Esto demuestra que los polinizadores se aprovecharon
de las primeras angiospermas poco después de su diversificación inicial y, a
mediados del Cretácico, visitaron una gran variedad de grupos.
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