El hemisferio norte cierra el verano más caluroso jamás registrado
Incendios, sequías, inundaciones, canículas,
tormentas. El hemisferio norte se recalienta poco a poco y con la subida de las
temperaturas se suceden cada vez más asiduamente los fenómenos meteorológicos
extremos. El servicio europeo Copérnico, que controla una amplia constelación
de satélites dedicados al seguimiento del clima, aseguró en una nota de prensa
que el período entre junio y agosto de este año fue el más caluroso registrado
nunca en el mundo, casi dos siglos porque en la mayoría de los países del
hemisferio norte hay datos fiables desde principios del siglo XIX.
El informe asegura que las temperaturas medias
superaron en 0,69 grados centígrados las del período 1991-2020. Las canículas,
las sequías y a la vez las inundaciones fueron sobre todo graves en Canadá, las
zonas cercanas al Ártico, Rusia o China. Las pérdidas económicas se cuentan por
decenas de miles de millones de dólares y las personas afectadas por cientos de
millones. Miles murieron por esos fenómenos.
A principios del verano europeo cientos de miles de
marroquíes residentes en España, Francia, Bélgica o Países Bajos hacen el
camino de vuelta a su país para pasar las vacaciones. En muchos casos intentan
alargarlas para trabajar también allí. Pero actividades como la vendimia
(Marruecos no produce vino pero exporta uva a países con tradición
vitivinícola) sufren el tener que trabajar a temperaturas diurnas cercanas a
los 50 grados y nocturnas que superan los 35.
La temperatura media global de agosto fue de 16,82
grados. Cualquiera se pondría un saco, pero teniendo en cuenta que el
hemisferio sur estaba en pleno invierno, las medias del hemisferio norte fueron
las mayores nunca registradas para que la media mundial fuera casi la de un mes
primaveral. Los datos de Copérnico aseguran además que el planeta lleva 15
meses consecutivos rompiendo su récord de temperatura media mensual excepto en
julio, donde estuvo a centésimas de un grado.
En Finlandia, al norte del Báltico, los niños se
bañan en las playas de Naantali, cerca de la ciudad de Turku, con temperaturas
del agua superiores a los 20 grados, una anomalía histórica.
Bélgica lleva unos pocos años convirtiendo lagos en
playas, como el de Hofstade, 20 kilómetros al norte de Bruselas, para ayudar a
la población a refrescarse cuando ya en septiembre todavía hay días con
temperaturas superiores a los 30 grados, algo que nunca había sucedido en ese
mes.
Son números que de no frenarse llevan al planeta a
unos aumentos de temperatura a una velocidad nunca antes registrados y
provocados por las actividades humanas.
Si el Acuerdo de París para frenar la crisis
climática estipulaba que a finales de este siglo la temperatura media del globo
no debía superar los 1,5 grados más que en 1990, ese límite ya se superó en 13
de los últimos 14 meses, cuando faltan más de 75 años para cerrar el siglo.
Algunos países parecen querer cambiar de hemisferio.
Australia, en pleno invierno, vivió cómo los termómetros llegaban a 41 grados
el 26 de agosto, cuando debían estar pasando frío.
España cerró agosto con 25 grados de media. Si se
tiene en cuenta que las regiones del norte del país suelen tener veranos
templados y que de noche la media de temperaturas baja, 25 grados significa un
mes completo con medio país por encima de 35 durante todo el día. Y dos grados
más que la media de 1991 a 2020. Es el país europeo más afectado por la crisis
climática.
La Vuelta Ciclista a España, tercera prueba ciclista
del mundo por importancia tras el Tour de Francia y el Giro a Italia, que se celebra
entre finales de agosto y principios de septiembre, empieza a plantearse si
debiera retrasarse un mes para evitar que las estrellas del ciclismo mundial
compitan a 40 grados.
El sur de Europa al menos tiene la costumbre del
calor. Muchas casas y prácticamente todas las tiendas, bares y restaurantes,
tienen aparatos de aire acondicionado. Las viviendas se construyen pensando en
cómo mantenerlas frescas. Los pueblos andaluces se hicieron durante siglos con
calles muy estrechas para que apenas entrara el sol.
El norte está hecho al revés. Es rarísimo que las
viviendas tengan aire acondicionado, muchas tienen moqueta en el suelo y su
diseño está hecho para que se calienten lo máximo posible con la luz solar para
ahorrar en calefacción. Ventanales grandes que ahora, con ciudades noruegas por
encima de los 30 grados, calientan aún más a sus moradores.
Mientras, Estados Unidos y Canadá son incapaces de
controlar incendios gigantescos que escapan a las medidas habituales.
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