El Hubble encuentra más agujeros negros de los esperados en el universo antiguo
Los objetos más misteriosos y fascinantes del
universo. Estos colosos, con masas millones de veces mayores que la del Sol, se
encuentran en el corazón de muchas galaxias, incluida nuestra Vía Láctea. A
pesar de su ubicuidad en el universo actual, su origen y crecimiento en las
primeras etapas del cosmos ha desconcertado a los astrónomos durante décadas.
Sin embargo, recientes descubrimientos, impulsados por telescopios avanzados
como el Hubble y el James Webb (JWST), están comenzando a arrojar luz sobre
cómo estos titanes cósmicos se formaron y evolucionaron poco después del Big
Bang.
El Telescopio Espacial Hubble, en una reciente
campaña de observación, ha revelado algo sorprendente: en el universo temprano
hubo más agujeros negros supermasivos de los que se pensaba. Estos
descubrimientos, que han sido posibles gracias a observaciones profundas en el
infrarrojo, sugieren que los SMBH estaban ya presentes en abundancia cuando el
universo tenía menos de mil millones de años.
Este hallazgo se logró mediante un enfoque novedoso:
la detección de variabilidad fotométrica. A medida que los agujeros negros
supermasivos acumulan materia, producen ráfagas de radiación que pueden
detectarse como cambios en el brillo de las galaxias que los albergan. Este
método ha permitido identificar varios candidatos a agujeros negros en galaxias
del universo temprano, situadas a más de 13 mil millones de años luz de la
Tierra.
El estudio, publicado por el equipo de Matthew J.
Hayes y colaboradores, se basa en un análisis exhaustivo del campo
ultra-profundo del Hubble (HUDF, por sus siglas en inglés), una de las zonas
más estudiadas del cielo. Las imágenes iniciales del HUDF fueron tomadas hace
más de una década, y al compararlas con observaciones recientes, los
científicos pudieron identificar pequeños cambios en el brillo de algunas
galaxias. Estos cambios son indicativos de la presencia de agujeros negros
activos, es decir, aquellos que están consumiendo material y generando radiación
en el proceso.
Este enfoque complementa los métodos tradicionales
de detección de SMBH, como la observación de la emisión de rayos X o la
detección de líneas espectrales de alta ionización, y permite identificar
agujeros negros que podrían haber pasado desapercibidos . El equipo de Hayes
encontró ocho objetos variables en total, de los cuales tres podrían ser
agujeros negros supermasivos en etapas muy tempranas del universo.
Uno de los resultados más impactantes del estudio es
la abundancia de agujeros negros supermasivos en el universo temprano.
Tradicionalmente, se pensaba que estos objetos eran relativamente raros en las
primeras etapas del cosmos. Sin embargo, el equipo de Hayes estimó que la
densidad de estos SMBH en el universo es muy superior a la estimada
originalmente. Esta densidad es comparable a la de los agujeros negros
supermasivos en el universo local, lo que plantea importantes preguntas sobre
cómo estos objetos pudieron crecer tan rápidamente en un periodo de tiempo tan
corto.
Los teóricos han propuesto varias formas en las que
los SMBH podrían haberse formado en el universo temprano. Una de las teorías
más discutidas sugiere que algunos de estos agujeros negros podrían haber
comenzado como "semillas" masivas, formadas por el colapso directo de
enormes nubes de gas. Sin embargo, el número tan elevado de SMBH encontrados
sugiere que debe haber mecanismos adicionales en juego, quizás relacionados con
la fusión de agujeros negros más pequeños o la rápida acumulación de materia en
las primeras galaxias.
"Muchos de estos objetos parecen ser más
masivos de lo que originalmente pensábamos que podían ser en momentos tan
tempranos: o bien se formaron muy masivos o bien crecieron extremadamente
rápido", afirma Alice Young, estudiante de doctorado de la Universidad de
Estocolmo y coautora del estudio.
La presencia de agujeros negros supermasivos en las
primeras galaxias no solo afecta nuestra comprensión de cómo estos objetos se
formaron, sino también de cómo influyeron en la evolución de las galaxias que
los rodeaban. Los agujeros negros activos, también conocidos como núcleos
galácticos activos (AGN, por sus siglas en inglés), emiten enormes cantidades
de energía que pueden calentar el gas circundante y, en algunos casos,
expulsarlo de la galaxia. Este proceso, conocido como retroalimentación, es
crucial para regular la formación estelar y puede frenar el crecimiento de la
galaxia.
De hecho, el estudio de Hayes encontró que varios de
los SMBH detectados estaban en galaxias relativamente pequeñas y tenues, lo que
sugiere que estas primeras galaxias ya estaban bajo la influencia de estos
agujeros negros masivos. Este hallazgo refuerza la idea de que los SMBH jugaron
un papel fundamental en la evolución temprana de las galaxias .
..
Comentarios
Publicar un comentario