El paso del Sistema Solar a través de una nube cósmica causó una de las glaciaciones de la Tierra
Es probable que una de las últimas glaciaciones que
experimentó la Tierra se debiera a un fenómeno externo al planeta y al propio
sistema solar. En su viaje alrededor de la Vía Láctea, el planeta pudo
encontrarse con nubes cósmicas frías que alteraron las condiciones climáticas
del vecindario estelar. Las consecuencias de estos choques cósmicos en la
galaxia fueron exploradas en una reciente investigación de científicos de
Harvard, publicada en Nature Astronomy.
El sistema solar no está estático en el espacio. La
Tierra, los otros siete planetas, lunas, cometas, asteroides y el Sol orbitan
alrededor de la Vía Láctea. Al sistema le toma 230 millones de kilómetros y 255
millones de años dar una vuelta completa a la galaxia que habita. Este viaje de
la Tierra a 90,000 km/h por el medio interestelar está repleto de sorpresas, y
los choques con nubes interestelares son una de ellas.
Los científicos de Harvard piensan que el sistema
solar colisionó con una densa nube interestelar hace 2 o 3 millones de años. El
impacto fue tan brutal que redujo la cobertura de la heliosfera, la burbuja
magnética que produce el Sol y que funciona como escudo protector ante la
radiación cósmica. En respuesta a la disminución del viento solar, los planetas
experimentaron las condiciones reales del entorno interestelar.
El equipo se dio cuenta de que en toda la Tierra y
en algunas muestras de la Luna hay formas de materia que solo se producen como
remanentes de supernovas. Los isótopos radioactivos de hierro-60 y plutonio-244
hallados en todo el planeta están asociados al medio interestelar. Además, hay
picos de acumulación en los registros de la Tierra. Por lo anterior, los
expertos proponen que son evidencia de ese choque del sistema solar con nubes
frías, y así como del correspondiente “apagón” de la heliosfera.
“Está en
todas partes: en las profundidades del océano, en la Luna, en el hielo de la
Antártida. Estos documentos describen un fenómeno global. Algo sucedió. Y el
hierro-60 no se produce en la Tierra. Así que supe que de alguna manera este
hierro-60 quedó atrapado en el polvo y, de alguna manera, hace 2 o 3 millones
de años, recibimos más polvo", explicó Merav Opher, autora del estudio, en
un comunicado.
Actualmente, la Tierra y su estrella atraviesan una
nube interestelar local de baja densidad de mil años luz de ancho. En unos
cuantos miles de años más, saldremos de ella para seguir por otra región del
espacio más libre. Sin embargo, cuando los científicos retrocedieron la
trayectoria del sistema solar sobre la Vía Láctea, encontraron que hace 2 o 3
millones de años coincidió con la cinta local de nubes frías. En ese mismo
rango de tiempo, el planeta atravesó la glaciación cuaternaria.
El golpe de una nube cósmica cinco veces más densa
de lo usual pudo haber colapsado la burbuja magnética del sistema solar hasta
reducirla a un diámetro de solo 32 millones de kilómetros. Para comparar la
distancia, la Tierra y el Sol están separados por aproximadamente 149 millones
de kilómetros.
En el medio interestelar, fuera de la heliosfera y
de las nubes cósmicas, hay un promedio de 0.1 partículas por centímetro cúbico.
Opher se refiere a esta circunstancia como un espacio casi vacío. Mientras
tanto, dentro del sistema solar hay entre tres y 10 partículas por centímetro
cúbico. Según los cálculos astronómicos, dentro de una nube densa podría haber
hasta 3 mil partículas en la misma porción de espacio.
Merav Opher piensa que parte de esas partículas
mayoritariamente de hidrógeno llegaron a la Tierra para cambiar la química de
la atmósfera. La modificación afectó la formación de nubes, agotó el ozono en
la atmósfera media y enfrió el clima.
“No solemos hablar del impacto de la astrofísica en
la Tierra porque las escalas de tiempo astronómicas son muy largas y la especie
humana surgió en la Tierra hace apenas unos pocos millones de años. Pero
también hasta hace unos pocos millones de años existía la posibilidad de que
pasáramos a través de una nube muy densa. No calculamos las implicaciones
biológicas, pero está claro que si se encoge la heliosfera hasta el interior de
la órbita de la Tierra alrededor del Sol, ya no estamos protegidos. Podría
tener implicaciones significativas para la vida en la Tierra”, señaló Avi Loeb,
coautor del estudio y catedrático de Harvard.
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