Plantean terraformar Marte con nanopartículas
Terraformar un planeta parece ser un concepto que va
más allá de la ciencia ficción y el cine. Los astrónomos y científicos no solo
miran al universo en busca de planetas similares a la Tierra y que puedan
albergar vida, sino que también se proponen planetas a los que puedan alterarle
las condiciones hostiles a fin de volverlos habitables a través de procesos que
podrían tomar decenas de miles de años.
Sin embargo, un reciente estudio propone un proceso
de terraformación planetaria que podría conseguirse en muchísimo menos tiempo,
de tan solo unas décadas, usando nanopartículas. Y el planeta que los
científicos tendrían en mente es Marte.
En la actualidad, la temperatura media en la
superficie de Marte es de menos 60 grados Celsius y la presión atmosférica es
de apenas 6 a 7 milibares, en comparación con los 1.013 milibares que hay a
nivel del mar en la Tierra. La delgada atmósfera marciana es irrespirable,
compuesta principalmente de dióxido de carbono, y el agua del planeta está
atrapada en forma de hielo en los casquetes polares y en las capas de hielo
subterráneas que se encuentran principalmente en latitudes altas y medias.
Así pues, tal como están las cosas, Marte no es un
lugar apto para la vida humana, pero los exploradores interplanetarios sueñan
con hacerlo habitable modificando artificialmente las condiciones del planeta
rojo, en un proceso conocido como terraformación.
Según el estudio publicado en Science Advances, la
terraformación de Marte podría iniciarse utilizando partículas de polvo
diseñadas artificialmente provenientes del propio planeta rojo para generar un
efecto invernadero y elevar las temperaturas en más de 30 grados Celsius.
El efecto invernadero natural de Marte sólo calienta
el planeta unos 5 grados Celsius, por lo que el primer paso para terraformarlo
es aumentar la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Se han propuesto varios métodos, que van desde los
poco prácticos como lanzar asteroides y cometas contra la superficie para
liberar vapor de agua y otros gases que provocan el calentamiento, hasta los
meramente desalentadores, como la construcción de enormes fábricas que
produzcan CFC (clorofluorocarbonos). Como el flúor es raro en Marte, habría que
importar unos 100.000 millones de toneladas de la Tierra para fabricar CFC, lo
que supondría unos enormes costes de lanzamiento.
Sin embargo, los investigadores dirigidos por
Samaneh Ansari, de la Universidad Northwestern en Illinois, han propuesto otra
forma de calentar Marte. Es más factible, dicen, porque utiliza recursos ya
disponibles en el propio planeta y es 5 mil veces más eficiente.
Marte tiene mucho polvo. Cuando se forman tormentas
de polvo, pueden engullir todo el planeta, pero el tamaño y la forma de los
granos hacen que el polvo suspendido en el aire tenga un efecto de enfriamiento
sobre el planeta. Sin embargo, varias misiones de exploración marciana han
descubierto que el polvo marciano es rico en hierro y aluminio. Estos
materiales podrían diseñarse para crear partículas diminutas llamadas
nanobarras que están diseñadas para atrapar mejor la radiación infrarroja térmica
que se escapa y dispersar la luz solar hacia la superficie, dicen los
investigadores.
Las nanobarras serían diminutas, de alrededor de 9
millonésimas de metro de longitud, pero estarían diseñadas para tener la mitad
de la longitud de onda de la radiación térmica para absorber de manera más
eficiente el calor que se escapa de Marte.
El equipo de Ansari calcula que se necesitarían
procesar 20 millones de metros cúbicos de polvo marciano cada año para obtener
700.000 metros cúbicos de metales con los que fabricar las nanobarras. Esto
requeriría una fabricación a gran escala equivalente a una tresmilésima parte
de la producción anual de metales en la Tierra. La impresión 3D en Marte de
maquinaria para realizar esta tarea podría ayudar a reducir los costos,
mientras que se podrían utilizar lentes y espejos grandes para enfocar la luz
solar y evaporar las partículas de polvo, aislando los metales para que se
puedan extraer y convertir en nanobarras.
Una vez producidas, las nanobarras podrían ser
emitidas al cielo marciano a una velocidad de unos 30 litros por segundo (un
aspersor de jardín funciona a unos 1 litro por segundo) a través de una tubería
de entre 10 y 100 metros de altura, donde las corrientes ascendentes son más
fuertes.
En consecuencia, aumentarían el efecto invernadero
de Marte y elevarían la temperatura de la superficie en más de 30 grados
Celsius, según el estudio, y el efecto de calentamiento se haría notar solo
unos meses después de la liberación de las nanobarras. Esto permitiría la
formación de agua líquida en lugares donde hay hielo de agua subterráneo poco
profundo y crearía condiciones en las que la vida microbiana podría prosperar,
y tal vez incluso facilitar el crecimiento de algo de vegetación traída de la
Tierra.
"Esto sugiere que la barrera para calentar Marte
y permitir la presencia de agua líquida no es tan alta como se pensaba
anteriormente", afirmó Kite.
Las plantas podrían entonces comenzar a agregar
oxígeno a la atmósfera a través de la fotosíntesis y, con suerte, crear
procesos de retroalimentación positiva mediante los cuales la atmósfera se
espesaría y calentaría gradualmente.
Como escribieron los investigadores en su artículo:
"Si se puede establecer una biosfera fotosintética en la superficie de
Marte, quizás con la ayuda de la biología sintética, entonces eso podría
aumentar la capacidad del sistema solar para el florecimiento humano".
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