Revelan el primer ciclo solar gracias a dibujos de Kepler del siglo XVII
El genial astrónomo y matemático alemán Johannes
Kepler resolvió, sin saberlo en vida, importantes lagunas científicas que han
existido durante más de 400 años sobre el primer ciclo solar. El mérito, ahora,
lo tiene también un equipo de la Universidad japonesa de Nagoya que ha
desvelado esos misterios después de estudiar minuciosamente los bocetos de
Kepler sobre manchas solares, datados en el año 1607.
El estudio se difunde en Astrophysical Journal
Letters, dirigido por el profesor Hisashi Hayakawa, una autoridad mundial en
manchas solares.
Las manchas solares son áreas de la superficie del
Sol que aparecen más oscuras debido a la intensa actividad magnética. Su
aparición, frecuencia y distribución latitudinal aparecen en ciclos que afectan
la radiación solar y el clima espacial.
Como se explica a lo largo de este trabajo, las
observaciones telescópicas de manchas solares comenzaron en 1610 y captaron los
ciclos solares posteriores. En combinación con reconstrucciones proxy a escala
anual, estos conjuntos de datos indican una transición gradual entre los ciclos
solares regulares y el Mínimo de Maunder.
Las observaciones telescópicas de manchas solares no
detectaron el comienzo del primer ciclo solar telescópico (Ciclo Solar −13), lo
que dejó lugar a una considerable incertidumbre en cuanto a su evolución
temporal.
Sin embargo, antes de estas primeras observaciones
telescópicas, Kepler realizó observaciones solares utilizando cámaras oscuras y
registró un grupo de manchas en tres dibujos solares en 1607.
Ahora, este equipo se ha basado en los dibujos de
manchas solares de Kepler y los textos descriptivos para identificar sus sitios
de observación y marcas de tiempo.
“Hemos desproyectado sus dibujos -añaden- y hemos
comparado las posiciones informadas con nuestros cálculos de la inclinación del
ecuador solar tal como se ve desde estos sitios en ese momento. Estos
resultados ubican el grupo de manchas solares informado cerca del ecuador solar
hacia el este desde el meridiano central. Esto contrasta con los dibujos
telescópicos de manchas solares de la década de 1610, que muestran grupos de
manchas solares en las latitudes heliográficas más altas”.
Por lo tanto, lo que vio Kepler fue probablemente un
grupo de manchas solares del ciclo solar −14, en lugar de uno del ciclo solar
−13. “Estos registros -añaden los científicos- nos permiten ubicar el comienzo
del ciclo solar −13 entre 1607 y 1610. En comparación con las reconstrucciones
del ciclo solar basadas en carbono-14, nuestro resultado respalda duraciones
regulares del ciclo solar alrededor de la década de 1610, en lugar de cualquier
extensión extrema sugerida de la(s) duración(es) del ciclo solar alrededor de
la década de 1610”.
Dicho con otras palabras, utilizando avanzadas técnicas,
este equipo de la Universidad de Nagoya ha reexaminado los dibujos de manchas
solares de Kepler, medio olvidados, para revelar valiosa información
previamente oculta sobre los ciclos solares anteriores al gran mínimo solar.
Al recrear las condiciones de las observaciones de
Kepler y aplicar la ley de Spörer a la luz de las estadísticas modernas, este
equipo ha medido la posición del grupo de manchas solares de Kepler, situándolo
en el extremo final del ciclo solar anterior al ciclo que posteriormente
presenciaron Thomas Harriot y Galileo Galilei, entre otros telescopios.
El profesor Hayakawa opina que “como este registro
no fue una observación telescópica, solo se ha discutido en el contexto de la
historia de la ciencia y no se había utilizado para análisis cuantitativos de
los ciclos solares en el siglo XVII. Pero este es el dibujo de manchas solares
más antiguo jamás realizado con una observación instrumental y una proyección”.
Añade que se dieron cuenta de que este dibujo de la
mancha solar podría revelar su situación e indicar la fase del ciclo solar en
el año 1607, “siempre que lográramos limitar el punto y el tiempo de
observación y reconstruir la inclinación de las coordenadas heliográficas en
ese momento; es decir, las posiciones de las características en la superficie
del Sol”.
Ya para terminar, insistir en que Johannes Kepler
llevó a cabo uno de los primeros registros instrumentales datables de la
actividad solar a principios del siglo XVII, antes de los primeros dibujos
telescópicos de manchas solares. Utilizó un ingenio, conocido como cámara
oscura, que consiste en un pequeño orificio en una pared para proyectar la
imagen del Sol sobre una hoja de papel. Esto le permitió esbozar las
características visibles del Sol.
Descubrió las leyes que rigen el movimiento de los
planetas de nuestro Sistema Solar y realizó especiales aportaciones en el campo
de las matemáticas. Cabe destacar que completó las Tablas Rudolfinas, que
sirven para hacer más fáciles los cálculos necesarios para determinar las
posiciones de los planetas, cuya precisión ayudó a establecer la veracidad del
sistema heliocéntrico, como recuerdan los expertos.
En este rápido recorrido sobre su apasionante
trabajo, no hay que olvidar que observó, en 1604, una supernova situada a
13.000 años-luz de la Tierra, a la que denominó Estrella de Kepler, que en la
actualidad está catalogada como SN1604.
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