El iceberg A23a comienza a fragmentarse mientras avanza hacia aguas más cálidas
El iceberg A23a, una gigantesca masa de hielo con una superficie de aproximadamente 3.600 kilómetros cuadrados, continúa su viaje tras desprenderse de la Antártida. Sin embargo, recientes observaciones por satélite han revelado que la estructura ha comenzado a fragmentarse, un proceso que podría marcar el inicio de su descomposición total.
Primer desprendimiento
significativo en su trayectoria
Según
el British
Antarctic Survey, un fragmento de 19 kilómetros de longitud se ha
separado del bloque principal, lo que representa el primer gran desprendimiento
registrado en el iceberg. Andrew Meijers, investigador de la institución,
explicó que este evento podría acelerar la fragmentación de A23a y alterar su
estructura en las próximas semanas.
El
iceberg, que se separó de la plataforma antártica en 1986,
permaneció varado
durante más de 30 años hasta que en 2020 comenzó a desplazarse
con la Corriente Circumpolar Antártica. Actualmente, se encuentra
en dirección a Georgia del Sur, en el Atlántico Sur, una zona de
gran importancia ecológica.
Riesgo para la fauna marina de
Georgia del Sur
Los
expertos han expresado su preocupación por la posible llegada del A23a
a aguas menos profundas. En caso de encallar en la isla, podría afectar
significativamente a las colonias de pingüinos y focas, al obstruir sus
rutas de alimentación. En el pasado, icebergs encallados en esta región han
provocado un aumento en la mortalidad de crías de estas especies.
Según
la glacióloga Soledad
Tiranti, quien participa en una expedición argentina en la
Antártida, los icebergs suelen presentar fracturas profundas, pero el A23a
había logrado mantenerse estable hasta ahora. No obstante, este desprendimiento
inicial podría generar nuevas fracturas en el corto plazo.
El papel de las corrientes
oceánicas en su destino
El
iceberg continúa su trayectoria impulsado por la Corriente
Circumpolar Antártica, una de las más potentes del planeta.
Aunque la pérdida de este fragmento no parece alterar su curso, los científicos
advierten que una mayor fragmentación podría reducir su
impacto ambiental, permitiendo que la fauna local se adapte con
mayor facilidad.
Los
investigadores continuarán monitoreando el desplazamiento y evolución de A23a,
ya que su futuro
dependerá de la interacción con las corrientes oceánicas y de
la posibilidad de que siga fragmentándose en los próximos meses.
Comentarios
Publicar un comentario