Todos los seres vivos emiten una luz que se apaga al morir

Científicos canadienses han demostrado que todos los organismos vivos emiten una luz extremadamente tenue que cesa por completo al morir, lo que abre nuevas vías para diagnósticos no invasivos y redefine los procesos bioenergéticos

Un estudio reciente ha confirmado que todos los seres vivos emiten una luminiscencia ultra-débil, invisible al ojo humano, que desaparece con la muerte. Esta luz, conocida como emisión ultra-débil de fotones (UPE), es generada por reacciones bioquímicas internas y podría convertirse en una herramienta revolucionaria para la medicina y la agricultura. El trabajo, publicado en la revista The Journal of Physical Chemistry Letters, ha sido liderado por investigadores de la Universidad de Calgary y el Consejo Nacional de Investigación de Canadá.

Mediante cámaras EMCCD de alta sensibilidad, capaces de detectar fotones individuales con una eficiencia superior al 95%, los científicos registraron estas emisiones en ratones vivos y, posteriormente, tras su muerte inducida por eutanasia, comprobando que la señal luminosa desaparecía drásticamente incluso cuando la temperatura corporal se mantenía constante a 37 grados. Este resultado confirma que la UPE depende directamente del estado vital del organismo.

También presente en plantas sometidas a estrés

El estudio amplía sus observaciones a plantas como Arabidopsis thaliana y Heptapleurum arboricola, sometidas a condiciones de estrés físico y químico. En todos los casos, la emisión de fotones se correlacionó con los niveles de actividad metabólica, reforzando la hipótesis de que las UPE son un reflejo directo de los procesos bioenergéticos.

Estas emisiones, que se producen a un ritmo de entre 10 y 1.000 fotones por centímetro cuadrado cada segundo, no deben confundirse con la bioluminiscencia visible de luciérnagas o medusas. Son mucho más tenues y no presentan líneas espectrales específicas. Su origen se vincula a la actividad mitocondrial y a la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS), dos procesos clave en el metabolismo celular.

Potencial diagnóstico y avances tecnológicos

Más allá de su interés fundamental, la detección de estas emisiones abre una vía prometedora hacia técnicas de diagnóstico no invasivo. En medicina, podrían permitir el monitoreo del estado de órganos o tejidos sin necesidad de marcadores externos, facilitando el seguimiento de tratamientos oncológicos o la detección temprana de anomalías metabólicas. En agricultura, servirían para identificar plantas bajo estrés hídrico o químico.

Aunque las tecnologías actuales aún están en fase de desarrollo, los expertos prevén que en el futuro podrían diseñarse dispositivos portátiles para captar estas señales, integrándose fácilmente en consultas clínicas o sistemas de vigilancia agrícola. Asimismo, algunas investigaciones genéticas han identificado al ADN como posible fuente importante de UPE, lo que abre una nueva línea de estudio sobre la conexión entre la estructura genética y la bioemisión de luz.

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