Hallan en el Atlántico una pared neolítica sumergida de 7.000 años
Una pared de piedra de 120 metros de longitud, construida hace más de siete milenios y hoy sumergida a nueve metros de profundidad, ha sido identificada frente a la Île de Sein, al oeste de Francia, como una de las estructuras costeras más antiguas conocidas de Europa occidental.
La arqueología subacuática ha sacado a la luz un hallazgo
excepcional en las aguas de la Bretaña francesa. Un equipo internacional de investigadores ha identificado una
gran estructura de piedra construida por comunidades neolíticas entre los años
5.800 y 5.300 a. C., cuando el nivel del mar era sensiblemente más bajo que en
la actualidad.
El
descubrimiento, publicado el pasado 9 de diciembre en el International
Journal of Nautical Archaeology, describe una pared de unos 120 metros de longitud, formada por
alineamientos de bloques de granito que hoy descansan a unos nueve metros bajo
la superficie marina. Junto a esta estructura principal se han documentado al menos una docena de edificaciones menores, lo
que apunta a un complejo costero de notable entidad.
De una
anomalía en el fondo marino a una confirmación arqueológica
Los primeros
indicios del yacimiento se remontan a 2017, cuando el geólogo Yves Fouquet
detectó patrones anómalos en el lecho marino mediante
escaneos láser de alta resolución. Sin embargo, no fue hasta las campañas de
inmersión realizadas entre 2022 y 2024 cuando los arqueólogos pudieron
confirmar el origen humano de las estructuras.
Las
exploraciones subacuáticas revelaron una disposición intencionada de los
bloques, descartando cualquier formación natural. Las imágenes obtenidas
muestran un estado de conservación notable,
tanto de la pared principal como de los elementos asociados, pese a haber
permanecido sumergidos durante milenios.
Ingeniería
avanzada en el Neolítico costero
El estudio
destaca que las comunidades que levantaron esta estructura dominaban técnicas avanzadas de extracción, transporte y
colocación de grandes bloques de granito, algunos de varias
toneladas. Este nivel de conocimiento técnico sitúa a estas poblaciones en un
estadio de desarrollo comparable al de los constructores de grandes monumentos
megalíticos posteriores.
Los investigadores
subrayan las similitudes entre este conjunto sumergido y otros grandes
referentes del megalitismo europeo, como los alineamientos
de Carnac, también en la Bretaña, o Stonehenge,
en Inglaterra, lo que refuerza la idea de una tradición constructiva compartida
en el Atlántico europeo.
Adaptarse al
cambio climático del Holoceno
Las hipótesis
actuales apuntan a que la estructura pudo cumplir una
función práctica vinculada al entorno marino, como una trampa
de pesca, un sistema de gestión de mareas o incluso un muro de contención
frente al avance del mar. Durante el Holoceno temprano, el deshielo progresivo
provocó una subida constante del nivel marino, obligando a las comunidades
costeras a adaptarse a un paisaje en transformación.
Yvan Pailler,
arqueólogo de la Universidad de la Bretaña Occidental y uno de los autores del
estudio, señala que el hallazgo aporta evidencias
clave sobre cómo las sociedades neolíticas respondieron a los cambios
climáticos, combinando conocimiento del territorio,
organización social y soluciones técnicas de gran escala.
Organización
social y trabajo colectivo
La
complejidad del conjunto sugiere la existencia de formas
de organización social avanzadas, con división del trabajo y
capacidad para coordinar esfuerzos colectivos prolongados. Mover y colocar
grandes bloques de piedra en un entorno costero requería planificación,
liderazgo y un conocimiento preciso del medio.
Para los
investigadores, este tipo de estructuras demuestra que las comunidades
neolíticas del Atlántico no solo eran agricultoras o pescadoras, sino ingenieras del paisaje, capaces de modificar su
entorno de manera duradera.
Un patrimonio
oculto bajo el mar
El
descubrimiento refuerza la hipótesis de que numerosos
restos de culturas ancestrales permanecen hoy sumergidos debido
a la elevación del nivel del mar tras la última glaciación. Esto abre nuevas
perspectivas para la arqueología subacuática en Europa, que podría revelar
paisajes culturales completos desaparecidos bajo las aguas.
La estructura
frente a la Île de Sein se convierte así en una pieza clave para comprender la
relación entre las primeras sociedades humanas, el mar y el cambio climático, y
confirma que buena parte de la historia más antigua de Europa sigue esperando
ser descubierta bajo el océano.











Comentarios
Publicar un comentario