Descubren en el norte de Chile fósiles de criadero natural de tiburón blanco más antiguos del mundo
Una investigación,
liderada por el científico Jaime Villafaña, del departamento de Paleontología
de la Universidad de Viena y científico asociado al CEAZA, descubrió la primera
área de crianza fósil del icónico tiburón blanco (Carcharodon carcharias) en el
mundo. El sector abarca parte del norte de Chile (Coquimbo y Caldera) y sur del
Perú (Pisco).
Los fósiles estudiados serían del período geológico conocido como
Plioceno, aproximadamente entre 5.3 millones de años a 2.6 millones de años
antes del presente.
El hallazgo entrega
nuevas pistas del uso de estas áreas de crianza de uno de los principales
depredadores de los océanos de hoy. Además, destaca la importancia del hábitat
para la sobrevivencia del tiburón y su éxito desde el punto de vista evolutivo
Según explica el Dr.
Jürgen Kriwet, profesor titular de la Universidad de Viena y uno de los autores
del estudio, en particular Coquimbo representa el área más antigua de crianza
encontrado hasta el momento de tiburón blanco.
“El sector muestra el
más alto porcentaje de juveniles, el más bajo de adolescentes de la especie y
ausencia completa de adultos maduros. Además, presentó alta abundancia de
presas para juveniles. Al contrario, Caldera y Pisco, en Perú, se
caracterizaron por altos porcentajes de subadultos y adultos”, señala el
investigador.
Jaime Villafaña detalla
que en Coquimbo habitaron principalmente juveniles, menores a 300 cm, y en
Caldera y Pisco mayormente adultos. “En machos tallas mayores a 360 cm se
consideran adultos, mientras que en hembras son mayores a 480 cm. En Coquimbo
encontramos el individuo más pequeño, de 155 cm, y en Pisco el más grande 729
cm”, señala.
Influencia del cambio climático en el tiburón blanco
Para el Dr. Kriwet es
importante el conocimiento de sectores de crianza del tiburón blanco en la
antigüedad, cuando el clima era más cálido en la Tierra, porque ese período se
ha postulado como el análogo más cercano para anticipar las consecuencias del calentamiento
climático actual.
Al respecto, Villafaña
señala que la presencia del tiburón blanco hoy en día en aguas de Chile y Perú
no es muy común. Sin embargo, la evidencia fósil muestra que en el pasado era
muy abundante a lo largo de las costas de ambos países.
“El Plioceno, período
geológico de donde provienen los dientes colectados en este estudio, es
caracterizado por una reducción de temperatura. Así, el cambio climático
natural que sufrió nuestro planeta, hace millones de años, pudo haber
influenciado la actual baja abundancia del tiburón blanco en aguas del Pacifico
de Sudamérica. Ahí la importancia de poder comprender cómo las poblaciones de
tiburones reaccionaron al cambio climático en el pasado para poder tomar
medidas de conservación en el contexto del cambio climático actual”, señala el
científico.
Los resultados de este
estudio indican que el creciente aumento de la temperatura superficial del mar
en el futuro podría favorecer el cambio y establecimiento de nuevos sectores de
crianza en áreas temperadas, lo que reconfiguraría la dinámica de la población
y su conectividad, con efectos en las cadenas alimenticias de ciertos sectores
del ecosistema marino.
Al respecto, el Dr.
Marcelo Rivadeneira, investigador CEAZA y otro de los autores del trabajo,
explica que los cambios en las condiciones climáticas y oceanográficas podrían
alterar el número y distribución de estos criaderos, obligando a cambiar las
estrategias de conservación de la especie. “Nuestro trabajo es una demostración
de que a lo largo del tiempo evolutivo estas áreas de crianza han ido
cambiando, y debemos estar preparados para enfrentarlo”.
Sitios de crianza
Hoy el tiburón blanco
tiene una amplia distribución en gran parte de los océanos del globo terráqueo,
exceptuando el Ártico y Antártico.
A pesar de su
importancia como depredador tope y su rol estabilizador del ecosistema marino,
actualmente es considerado en estado vulnerable debido a diversas actividades
humanas. Asimismo, se caracterizan por su lento crecimiento y fertilidad
tardía, con sólo unos pocos descendientes.
Los juveniles de tiburón
blanco nacen en áreas de crianza, donde son protegidos contra otros predadores,
hasta que crecen lo suficiente para convertirse ellos mismos en depredadores
feroces. “Tales lugares de crianza tienen un gran y duradero efecto en el
tamaño de la población que mantienen. Además, estas áreas influyen en la
distribución de la población y aseguran la supervivencia y el éxito en el
tiempo de esta especie de tiburón”, explica el Dr. Kriwet.
La búsqueda de sitios de
crianza de tiburones ha aumentado en los últimos años, en un esfuerzo por
mitigar el declive de la población. Sin embargo, el conocimiento acerca de
sitios de crianza actuales de tiburón blanco es muy limitado y los
paleocriaderos y sus características ecológicas son completamente desconocidas.
“Necesitamos expandir
los estudios a otras zonas del mundo con presencia de fósiles de tiburón
blanco, para evaluar el número y distribución de los paleocriaderos a nivel
global, y compararlos con la distribución de criaderos actuales. Necesitamos,
además, precisar las fechas de los hallazgos fósiles, y reconstruir las
condiciones paleoambientales en los paleocriaderos”, añade el Dr. Rivadeneira.
El científico asegura
que esa información es vital para poder comprender si las condiciones
oceanográficas que favorecen la existencia de estos paleocriaderos en la
actualidad (ejemplo, temperatura y productividad) eran las mismas en el pasado.
La investigación
representa parte de la tesis doctoral que Villafaña está realizando en la
Universidad de Viena y que es financiada por Becas Chile.
Junto a los
investigadores Jaime Villafaña, Jürgen Kriwet y Marcelo Rivadeneira, aportaron
al estudio Catalina Pimiento (Universidad de Swansea, Reino Unido), Kenshu
Shimada (Universidad DePaul, Estados Unidos), Sebastián Hernández y Alonso
Alvarado (Universidad Veritas, Costa Rica).
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