Un iceberg del tamaño de tres veces la ciudad de México viaja hacia Chile
¿Imagina un témpano de hielo de casi tres veces el tamaño de la Ciudad de México flotando en el mar a la deriva?
De estas proporciones es el iceberg A-76,
desprendido de la Antártida sobre el Mar de Weddell, y al que le da seguimiento
el científico mexicano Miguel Moctezuma Flores, en colaboración con el
Instituto de Ciencias Polares y el Instituto de Geofísica y Vulcanología de
Italia.
El A-76 es en la actualidad, el iceberg vivo más
grande del mundo, con 170 kilómetros de largo, 25 kilómetros de ancho y una
superficie de cuatro mil 320 kilómetros cuadrados, que viaja a una velocidad de
0.7 kilómetros por hora, luego que se separó de la plataforma de hielo Ronne el
pasado 19 de mayo.
De acuerdo con el Inegi, la CDMX tiene una extensión
de mil 494.3 metros cuadrados.
El iceberg A-76 es cuatro veces mayor al A-74, que
surgió el 26 de febrero de 2021 de la
plataforma de hielo Brunt, pero todavía muy lejos del A-68, el más grande de
2020, que midió alrededor de cinco mil 800 kilómetros cuadrados, casi del
tamaño del estado de Aguascalientes, y que pesaba un billón de toneladas.
En entrevista con Excélsior, Miguel Moctezuma
Flores, doctor en procesamiento de señales e imágenes de satélite, recordó que,
históricamente, el B-15, que surgió en marzo del 2000, es el iceberg más grande
de la historia.
El B-15 midió 11 mil kilómetros cuadrados, más o
menos la superficie que ocupa el estado de Querétaro, y después de fracturarse
en pequeños pedazos, 21 años después, todavía existe un fragmento bautizado
como B-15AB, que quedó encapsulado en el hielo, cerca de la costa de la
Antártida.
Uno de los icebergs que más lejos llegó antes de
derretirse por completo fue el A-68, que captó la atención a nivel global ya
que se acercó al Archipiélago de Georgia del Sur cerca de Nueva Zelanda, a mil
300 kilómetros de las Islas Malvinas, que Argentina reclama a Gran Bretaña como
suyas.
Durante el seguimiento al A-68 en 2020, surgió la
preocupación de los científicos por su cercanía con las Malvinas, ya que la
masa de hielo podría tener consecuencias “impredecibles” para la vida silvestre
en el territorio insular.
Posteriormente, el riesgo era que el iceberg, que
para diciembre presentaba una estructura irregular por el impacto de las olas y
las aguas más cálidas, generara condiciones adversas en las Islas de Georgia
del Sur, que además de ser el mayor refugio de pingüinos rey del planeta, son
una de las mayores reservas ecológicas del mundo y hábitat para millones de
animales de la Antártida.
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