El derretimiento del permafrost en Suecia trae un olor nauseabundo y el riesgo de aparición de virus prehistóricos

 

El bello paisaje en el norte de Suecia muestra cumbres con pinceladas blancas y una superficie pantanosa con barro y lodo, debajo se encuentra el permafrost, tierra congelada con miles de años de antigüedad, pero algo está cambiando de manera acelerada.

Tal como informan desde Meteored, a sólo 10 kilómetros al este de la pequeña ciudad de Abisko en el Ártico, el calentamiento global está ocurriendo tres veces más rápido que en el resto del mundo. Esta situación preocupa a los científicos e investigadores que estudian al detalle los cambios en estos suelos helados, advierten que el deshielo del permafrost es una verdadera "bomba de tiempo" de carbono.

Con el aumento de las temperaturas medias alrededor del Ártico, el permafrost ha comenzado a descongelarse, y al hacerlo las bacterias del suelo comienzan a descomponer la biomasa almacenada en su interior. El proceso libera burbujas de gases de efecto invernadero (GEI) como el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4), a su vez esto acelera aún más el cambio climático y lo convierte en un círculo vicioso.

Bocanadas de olor a ‘huevo podrido’ flotan en el aire fresco de varias zonas de Ártico, ese olor distintivo proviene del sulfuro de hidrógeno liberado, a veces conocido como ‘gas de pantano’, pero lo que ha preocupado a los científicos es otro gas que se eleva con él: el metano.

Las reservas de carbono que durante mucho tiempo permanecieron encerradas en el permafrost, ahora se están filtrando. El olor del sulfuro de hidrógeno, que está asociado con el metano que se está liberando, es cada vez más intenso e indicador de la liberación de burbujas de GEI desde el permafrost hacia la atmósfera / LEER NOTICIA COMPLETA

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