Europa comienza las pruebas para los primeros astronautas con discapacidad de la historia
La Agencia Espacial Europea abrió a principios de 2021 el proceso para reclutar nuevos astronautas para sus misiones, el primero en 11 años. La convocatoria tenía como objetivo acercarse lo máximo posible a la paridad de género, pero además incluyó una convocatoria especial sin precedentes en la historia de los vuelos espaciales tripulados: una vía para la selección de "parastronautas" o astronautas con discapacidades físicas.
La convocatoria se cerró en junio y se presentaron
287 personas. Este martes el director general de la Agencia (ESA, por sus
siglas en inglés) ha informado que 29 de los candidatos han pasado el cribado
inicial y un test médico, con lo que tienen luz verde para comenzar las pruebas
para convertirse en astronautas. 21 hombres y 8 mujeres que se someterán a los
mismos test que los 1.362 candidatos que han pasado el filtro de la
convocatoria general.
"La campaña de parastronautas es única en el
mundo, pero también es un símbolo de que nos gustaría mostrar que el espacio no
es sólo para una élite de personas especializadas", ha afirmado el
austríaco Josef Aschbacher en rueda de prensa: "Nos gustaría que las
personas con alguna discapacidad también pudieran volar al espacio. Es posible
que necesitemos hacer algunas adaptaciones en las naves espaciales, pero
estamos comprometidos con la idea de abrir el espacio a todo el mundo".
La lista de discapacidades físicas contempladas por
la ESA en este primer programa de parastronautas ha estado muy acotada. Se
dirigía a personas con deficiencias en las piernas o ausencia de ellas, ya sea
debido a amputaciones o problemas congénitos en las extremidades. También a
aquellas personas con estatura por debajo de los 130 centímetros. Los
requisitos psicológicos, cognitivos, técnicos y de cualificación profesional
son los mismos que para el resto de candidatos para ser astronautas.
"Ahora mismo estamos en el paso cero. La puerta está cerrada a las
personas con discapacidad. Con este proyecto piloto tenemos la ambición de
abrir esta puerta y dar un salto, para pasar de cero a uno", explica la
organización.
Como adelanta su director, la ESA incluirá las
modificaciones necesarias en las naves para que las personas seleccionadas en
el programa de parastronautas pueden desempeñarse en igualdad de condiciones
que sus compañeros durante las misiones espaciales. El objetivo es que
participen "no como simples turistas, sino como miembros de la tripulación
de pleno derecho de una misión espacial", para lo cual ya han comenzado
las conversaciones con los proveedores de material y dispositivos de los vuelos
espaciales. El presupuesto inicial para esas adaptaciones es de un millón de
euros.
"Dos aspectos son fundamentales para nosotros:
la misión debe ser tan segura, y tan útil, como cualquier otra misión de
cualquier otro astronauta profesional", expone la Agencia. Esas misiones
podrían llevar a los seleccionados incluso a Marte. Entre los planes de la
Agencia Espacial Europea para las próximas décadas está el de visitar el
planeta rojo a partir de 2030, en una nueva era de exploración espacial en la
que las empresas privadas tendrán un protagonismo mucho mayor.
Antes de eso, los 29 preseleccionados deberán
someterse al duro proceso de pruebas que caracteriza el proceso para
convertirse en astronauta junto a los otros 1.362 candidatos. Quedan por
delante cinco fases de selección que comenzarán con pruebas cognitivas,
técnicas, de coordinación motriz y de personalidad, continuarán por test
médicos para comprobar su capacidad de resistir misiones largas en el espacio y
terminarán con entrevistas personales. En otoño de este año la ESA escogerá a
20 o 30 candidatos, de los que seis pasarán a formar parte del equipo de
astronautas y el resto quedarán en la reserva. El compromiso de la Agencia es
que al menos uno sea un parastronauta.
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