Descubrieron flores perfectamente conservadas de hace 99 millones de años
No está claro cuándo aparecieron, pero se estima que ocurrió hace unos entre 145 y 66 millones de años, en el periodo Cretácico, cuando los dinosaurios ya había consolidado su dominio en la Tierra.
Antes de este hito evolutivo, eran las coníferas y
helechos las plantas que cubrían el planeta. Sin embargo, las flores —o
angiospermas— llegaron y cubrieron de colores el mundo vegetal.
Para el científico Charles Darwin, padre de la
Teoría de la Evolución, esta aparición era un verdadero “misterio abominable”,
según escribió en una carta en 1879, ya que su repentina aparición podía
representar un riesgo para su planteamiento.
Ahora, recientemente, fueron descubiertas dos
especies de plantas con flores de perfectamente conservadas en trozos de ámbar
en Sudáfrica, las cuales datan de unos 99 millones de años atrás, según revela
un nuevo estudio.
La vida de una flor es sumamente breve, ya que
desaparece al convertirse en fruto, por lo que no son recurrentes entre los
registros fósiles.
Además, “las hojas se producen generalmente en mayor
número que las flores y son mucho más robustas: tienen un mayor potencial de
conservación”, explicó el autor del estudio, Robert Spicer, profesor emérito de
la Escuela de Ciencias del Medio Ambiente, la Tierra y los Ecosistemas en la
Universidad Abierta del Reino Unido.
“Estas flores concretas son casi idénticas a sus
parientes modernos”, agregó. “Realmente no hay grandes diferencias”.
Se piensa que la aparición de las flores tuvo un rol
clave en la evolución de la vida en general, facilitando la diversificación
insectos, anfibios, los mamíferos aves; de hecho, ello ha permitido que hoy
existan especies como las abejas, los colibríes y algunos tipos de murciélagos.
“Las plantas con flores se reproducen más
rápidamente que otras plantas, tienen mecanismos de reproducción más complejos,
una gran variedad de formas florales, por ejemplo, con frecuencia en estrecha
‘colaboración’ con los polinizadores”, detalló Spicer sobre el estudió
publicado en la revista académica Nature Plants.
“Esto impulsa la coevolución mutua de muchos linajes
de plantas y animales, dando forma a los ecosistemas”, recalcó.
Las nuevas especies fueron bautizadas como Eophylica
priscatellata y Phylica piloburmensis, siendo ubicadas en el mismo género que
las flores de Phylica, las cuales son nativas de Sudáfrica y existen en la
actualidad.
Ambos especímenes presentan rasgos propios de las
flores que crecen en sectores suspectibles al fuego. Es más, también se
encontraron plantas parcialmente quemadas en el ámbar en que fueron halladas.
Ello podría dar algunas luces sobre cómo fue la
evolución de este enorme grupo de plantas, pues “muestra una magnífica adaptación
a los entornos estacionalmente secos que soportan la vegetación expuesta a
frecuentes incendios forestales”, dijo Spicer.
Y agregó: “Si muchas de las primeras flores estaban
expuestas a los incendios en esos paisajes semiáridos, se explica por qué las
primeras fases de la evolución de las angiospermas están tan poco representadas
en el registro fósil: los fósiles no se forman normalmente en esos entornos
semisecos”.
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