La extinción social precede a la biológica en algunas especies
Las especies pueden desaparecer de nuestras sociedades, culturas y discursos al mismo tiempo que, o incluso antes, se extinguen biológicamente por diversas acciones humanas.
En un
estudio publicado en 'Trends in Ecology & Evolution', un grupo
internacional e interdisciplinario de científicos descubrió que el hecho de que
una especie se extinga socialmente depende de muchos factores. Entre ellos, su
carisma, sus valores simbólicos o culturales, si se extinguió y hace cuánto
tiempo, y lo distante y aislada que esté su área de distribución de los
humanos.
El doctor
Diogo Verissimo, investigador del Departamento de Zoología de la Universidad de
Oxford (Reino Unido) y coautor del estudio, afirma que "la extinción de
una sociedad no sólo se produce en el caso de los animales, sino también en el
de los seres humanos".
Según
explica, "la extinción social se produce no sólo en las especies
extinguidas, sino también en las que aún viven entre nosotros, a menudo debido
a los cambios sociales o culturales, por ejemplo, la urbanización o la
digitalización de la sociedad, que pueden cambiar radicalmente nuestra relación
con la naturaleza, y conducir a la pérdida colectiva de la memoria".
Un ejemplo
que dan los investigadores es la sustitución de la medicina tradicional a base
de hierbas por la medicina moderna en Europa. Se cree que esto ha degradado el
conocimiento general de muchas plantas medicinales, haciendo que se extingan
socialmente.
Como cada
vez hay más especies amenazadas o extinguidas, también se aíslan de las
personas. Esto conduce a la extinción de la experiencia: la pérdida progresiva
de nuestras interacciones cotidianas con la naturaleza. Con el paso del tiempo,
estas especies pueden desaparecer por completo de la memoria de las personas.
Por
ejemplo, los estudios realizados entre las comunidades del suroeste de China y
los pueblos indígenas de Bolivia han demostrado la pérdida de conocimientos
locales y de la memoria de las especies de aves extinguidas.
Sin
embargo, también puede ocurrir lo contrario. "Las especies también pueden
seguir siendo conocidas colectivamente después de haberse extinguido, o incluso
hacerse más populares --explica el doctor Uri Roll, coautor e investigador de
la Universidad Ben-Gurion del Negev, en Israel--. Sin embargo, nuestra
conciencia y memoria de estas especies se transforma gradualmente y a menudo se
vuelve inexacta, estilizada o simplificada, y se disocia de la especie
real".
Por ejemplo, después de que el guacamayo de
Spix se extinguiera en la naturaleza, los niños de las comunidades locales de
su antigua área de distribución creían erróneamente que esta especie residía en
Río de Janeiro, debido a su aparición en la película de animación Río.
"La
mayoría de las especies no pueden extinguirse socialmente, sencillamente
porque, para empezar, nunca tuvieron una presencia social", lamenta el
doctorIvan Jaric, autor principal del estudio e investigador del Centro de
Biología de la Academia Checa de Ciencias.
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