Solo el 15,5% de las costas del planeta permanece intacto
Canadá, Rusia, Chile, Groenlandia, Australia, Brasil, Indonesia y EE UU son algunos de los países que albergan grandes tramos de costas que aún se mantienen intactos e inalterados. El resto, sobre todo en las regiones tropicales y templadas, sufre una gran degradación debido a la presión humana por la expansión de las zonas urbanas, la densidad de población, los cultivos, la contaminación química o el transporte marítimo, entre otras amenazas.
Millones de personas dependen en todo el mundo de
las regiones costeras y de sus servicios ecosistémicos para alimentarse e
incluso protegerse de las tormentas. Sin embargo, la alta presión humana
ejercida sobre estas zonas, además de los efectos del cambio climático, provoca
una degradación que va en aumento.
De hecho, solo el 15,5 % de las costas –localizadas
en Canadá, Rusia, Groenlandia, Chile, Australia, EE UU, Svalbard, Indonesia,
Papúa Nueva Guinea, las Islas Malvinas, las Islas Salomón y Brasil– permanecen
en realidad intactas. Así concluye un estudio con datos de 2013 y publicado en
la revista Conservation Biology.
“Es probable que la presión humana en las regiones
costeras haya aumentado desde entonces, lo que significa que nuestros
resultados son probablemente una subestimación de los niveles actuales de
integridad de estas áreas”, señala a SINC Brooke Williams, autora principal del
trabajo e investigadora en la Universidad de Queensland, en Australia.
Las zonas costeras que contienen praderas marinas y
arrecifes de coral presentan los mayores niveles de presión humana, sobre todo
en áreas templadas y tropicales, en comparación con otros ecosistemas costeros.
“Estos son también los lugares donde la gente depende de los servicios de los
ecosistemas costeros para sobrevivir”, subraya la investigadora. Esto provoca
que sus habitantes sean “extremadamente vulnerables”.
Según el equipo, la investigación es un “duro recordatorio”
de que estas áreas albergan altos niveles de biodiversidad por lo que son
necesarias medidas urgentes para conservarlas y restaurar las que están
degradadas por la alta ocupación humana. “Sobre todo para ayudar a mitigar el
cambio climático”, agrega Williams.
Los científicos llegaron a estas conclusiones al
analizar dos conjuntos de datos sobre la huella humana (presión humana
terrestre) y el índice de presión humana acumulativa (presión humana marina) y
así comprobar los efectos de las personas en toda la superficie de la Tierra.
“Nuestro análisis nos ha mostrado que los
ecosistemas costeros están sometidos a la presión de las influencias terrestres
y marinas. Entender por qué los ecosistemas costeros están bajo presión puede
ayudarnos a diseñar y aplicar estrategias de gestión más específicas”, comenta
Amelia Wenger, de la Universidad de Queensland y coautora del estudio.
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