El enigma del dinosaurio cojo
Los espinosáuridos son un grupo muy particular de dinosaurios carnívoros, tienen una apariencia muy singular, un cráneo bajo y alargado, y recuerda a los cocodrilos. Y ahora se analiza uno encontrado en La Rioja.
En los yacimientos de Igea, municipio ubicado a unos
80 kilómetros de Logroño, se están encontrando gran cantidad de material de
estos espinosáuridos, por lo que para los investigadores, el resultado de este
análisis a través de tomografía y será de valor científico muy importante. Y es
precisamente aquí donde se ha descubierto un ‘dinosaurio cojo’.
Ha sido esta mañana cuando a través de una
tomografía computarizada a un fósil de una fíbula (como un peroné humano) de un
terópodo espinosáurido, recuperada en el 2005 en el yacimiento de Igea,
trataría de confirmar si este dinosaurio carnívoro se movía cojeando por una
patología o por otro motivo e, incluso, si podría tratarse de una nueva
especie.
De esta especie hay muy pocos datos, según ha
contado el paleontólogo e investigador de la Universidad del País Vasco, Xabier
Pereda, y el director honorífico del Centro Paleontológico de La Rioja en Igea,
Francisco Sáez-Benito.
El hueso que se está analizando, la fíbula
izquierda, está ubicado entre la rodilla y el tobillo, y tiene una deformación
en forma de "s" parece que se fracturó y más tarde volvió a soldar
durante la vida del animal, por lo que se pudo formar un callo óseo.
Lo que los investigadores quieren analizar, y llegar
a publicar un estudio en profundidad, es si se trata de una nueva especie, o es
una característica de la vida del terópodo espinosáurido. El huego, de gran
tamaño, mide 55 centímetros de longitud y tiene 2,5 cm de ancho.
Los primeros datos de los paleontólogos, afirman que
las enfermedades que padecen las personas ya las sufrieron los dinosaurios en
la antigüedad y lo mismo pasa con las lesiones traumáticas. La investigación
aportará datos de si el dinosaurio vivía con una lesión, y con quién se
relacionaba.
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