¿Qué son el astato y el francio, los dos elementos más raros de todo el planeta?
Cuando el químico ruso Dmitri Mendeléyev (1834-1907) creó su tabla periódica observó que la secuencia no coincidía y dedujo, acertadamente, que había elementos que todavía no habían sido descubiertos.
Para nombrarlos utilizó tres palabras en sánscrito:
eka (uno), dvi (dos) y tri (tres). Con ellos se indicaba el primero, el segundo
y el tercer elemento debajo de uno conocido, respectivamente.
El oro es amarillo, el litio blanco, la plata tiene
una coloración gris claro brillante pero el astato (At) es tan escaso que ni
siquiera sabemos cuál es su color. Este elemento, de número atómico 85, se
encuentra situado debajo del yodo (correspondía al ekaiodo de Mendeléyev) y es
el menos abundante de toda la Tierra, hasta el punto que se calcula que en un
instante dado hay menos de un gramo.
Además de escaso es muy inestable, tiene un periodo
de desintegración de poco más de siete horas. A estas rarezas hay que añadir
otra singularidad, el astato es un elemento radiactivo, lo cual obliga a los
laboratorios a trabajar con estándares de seguridad muy elevados. Sin embargo,
y esto es verdaderamente importante, la radiactividad puede suponer una
oportunidad, ya que según investigaciones recientes gracias a ella podría
postularse como un revolucionario tratamiento oncológico.
El isótopo 211-At podría ser utilizado como
radiofármaco puesto que su núcleo es capaz de liberar energía en forma de
partículas alfa que se podrían depositar en un espacio aproximado de 0.05 mm,
el diámetro de una célula cancerosa.
Durante la década de los treinta y cuarenta del
siglo pasado muchos investigadores se lanzaron tras su descubrimiento. Uno de
los primeros fue Fred Allison, que afirmó haberlo encontrado y al que bautizó
como 'alabamine'. Algún tiempo después se comprobó que el método utilizado era
incorrecto y, en consecuencia, su descubrimiento fue desautorizado.
Los siguientes en pensar que lo habían hallado
fueron Horia Hulubei e Yvette Cauchois, tras analizar muestras minerales
empleando rayos X. Bautizaron al elemento como 'dor', pero la comunidad
científica tampoco dio por bueno aquel descubrimiento.
Los terceros en la pugna fueron Walter Minder y
Alice Leigh-Smit, que en 1942 hicieron público el hallazgo del 'helvetium', al
que más tarde denominaron 'anglohelvetium'. Sin embargo, ni el método ni el
hallazgo fueron aceptados.
Como no hay tres sin cuatro, el siguiente y
definitivo turno le tocó a Traude Bermert y Berta Karlik, que no solo
sintetizaron el astato, sino que también logaron producir de forma artificial
el 211-At.
Tan solo a dos lugares del astato en la tabla
periódica se encuentra el francio (Fr), el segundo elemento químico más raro de
la Tierra, se estima que la cantidad de este metal alcalino en la corteza
terrestre no supera los treinta gramos. Se trata de un elemento químico muy
radiactivo y que genera en su desintegración astato, radio y radón.
Su hallazgo se produjo en 1939 gracias a los
trabajos de Marguerite Chaterine Perey, una investigadora que fue colaboradora
directa de Marie Curie. Lo consiguió mientras purificaba muestras de lantano
que contenían actinio. De esta forma, el francio se convirtió en el último
elemento natural que quedaba en ser descubierto de la tabla periódica de los
noventa y dos elementos de Mendeléyev.
En este momento no existen aplicaciones comerciales
para el francio, debido tanto a su escasez como a su inestabilidad. Se usa
exclusivamente en investigación, especialmente en el campo de la
espectroscopía.
https://www.abc.es/ciencia/abci-astato-y-francio-elementos-mas-raros-todo-planeta-202203050120_noticia.html
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