Ya se sabe cómo se mueven las estrellas colapsadas por la galaxia
Datos
de la misión Gaia de la ESA han permitido determinar los patrones de movimiento
en la Vía Láctea de las enanas blancas, viejas estrellas colpasadas tras agotar
su combustible.
Las
enanas blancas tienen un radio de aproximadamente el 1 por ciento del sol.
Tienen aproximadamente la misma masa, lo que significa que tienen una densidad
asombrosa de aproximadamente 1 tonelada por centímetro cúbico. Después de miles
de millones de años, las enanas blancas se enfriarán hasta un punto en el que dejarán
de emitir luz visible y se convertirán en las llamadas enanas negras.
La
primera enana blanca que se descubrió fue 40 Eridani A. Es un cuerpo celeste
brillante a 16,2 años luz de la Tierra, rodeado por un sistema binario que
consiste en la enana blanca 40 Eridani B y la enana roja 40 Eridani C. Desde
que fue descubierto en 1783, los astrónomos han tratado de aprender más sobre
las enanas blancas para obtener una comprensión más profunda de la historia
evolutiva de nuestra galaxia natal.
En
un estudio publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, un
equipo de investigación puede presentar nuevos hallazgos sobre cómo se mueven
las estrellas colapsadas.
«Gracias
a las observaciones del telescopio espacial Gaia, por primera vez logramos revelar
la distribución de velocidad tridimensional para el catálogo más grande de
enanas blancas hasta la fecha. Esto nos brinda una imagen detallada de su
estructura de velocidad con un detalle sin precedentes», dice en un comunicado
Daniel Mikkola, estudiante de doctorado en astronomía en la Universidad de
Lund.
Gracias
a Gaia, los investigadores han medido las posiciones y velocidades de alrededor
de 1.500 millones de estrellas. Pero solo recientemente han podido concentrarse
por completo en las enanas blancas en el vecindario solar.
«Hemos
logrado mapear las velocidades y los patrones de movimiento de las enanas
blancas. Gaia reveló que hay dos secuencias paralelas de enanas blancas al
observar su temperatura y brillo. Si las estudiamos por separado, podemos ver
que se mueven de diferentes maneras, probablemente como consecuencia de que
tienen diferentes masas y tiempos de vida», dice Daniel Mikkola.
Los
resultados se pueden usar para desarrollar nuevas simulaciones y modelos para
continuar mapeando la historia y el desarrollo de la Vía Láctea. A través de un
mayor conocimiento de las enanas blancas, los investigadores esperan poder
aclarar una serie de interrogantes que rodean el nacimiento de la Vía Láctea.
«Este
estudio es importante porque aprendimos más sobre las regiones más cercanas de
nuestra galaxia. Los resultados también son interesantes porque nuestra propia
estrella, el sol, algún día se convertirá en una enana blanca como el 97 por
ciento de todas las estrellas de la Vía Láctea», concluye Daniel Mikkola.
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