El telescopio aéreo SOFIA se acerca al Universo desde el cielo de Chile
El telescopio SOFIA, montado en un Boeing 747SP de
la NASA, capturó las primeras imágenes de los campos magnéticos de una región
de la Vía Láctea durante su visita a Chile.
De acuerdo a la NASA, y según reporta nuestro sitio
asociado Aeroin, la mayoría de las estrellas de nuestra galaxia se forman
dentro de los brazos de la espiral, y los campos magnéticos «siguen» a estos.
Los modelos más difundidos señalaban que dichos campos estaban alineados con
los brazos, pero las investigaciones de SOFIA parecen señalar que esto no es
así.
Los campos magnéticos parecen no seguir las
espirales galácticas. Ian Stephens, astrofísico de la Universidad Estatal de
Worcester, señaló que «antes de SOFIA era difícil crear imágenes de alta
resolución del campo magnético de las galaxias». Gracias a este telescopio, una
empresa conjunta entre NASA y la Agencia Espacial Alemana, ahora «somos capaces
de obtener muchas mediciones de la dirección del campo magnético, lo que nos
permite profundizar en el estudio de estas masivas estructuras».
Stephens forma parte del proyecto FIELDMAPS, el
primer esfuerzo enfocado en cartografiar el campo magnético de la Vía Láctea.
De las diez estructuras que el grupo tiene previsto medir, el primer proyecto
completado por FIELDMAPS es el de G47, un filamento gigante dentro de la Vía
Láctea, que mide 200 años luz de largo y 5 años luz de ancho.
FIELDMAPS utiliza para sus observaciones el
polarímetro HAWC+ -uno de los instrumentos de SOFIA- para determinar la
alineación de las nubes de polvo galácticas, permitiendo a los astrofísicos
detectar la dirección del campo magnético.
«Los campos magnéticos parecen influir mucho en el
ritmo de formación de estrellas de una galaxia. Pueden guiar el flujo y afectar
a la cantidad y tamaño de las bolsas de gas que acabarán colapsando para formar
estrellas», dijo Stephens. «Al mapear su orientación podemos estimar la
importancia relativa del campo magnético -frente a la gravedad- en el proceso
de formación de estrellas».
Gracias a SOFIA, los investigadores pudieron
determinar que los campos magnéticos son lo suficientemente fuertes como para
evitar que dicho gas sucumba al colapso gravitatorio. Los campos magnéticos en
G47 «eran complejos y cambiaban de dirección con frecuencia». Esto significa
que los campos de las regiones menos densas alimentan con material a las
regiones más densas, que a su vez repelen dicho material. Así, al parecer, los
campos se balancean mutuamente, generando cierta estabilidad en la cantidad de
estrellas generadas.
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