Rusia despliega delfines militares adiestrados en el Mar Negro
Rusia habría desplegado en su base naval del Mar
Negro delfines militares adiestrados, posiblemente para proteger a su flota de
ataques submarinos, según el análisis de imágenes satelitales obtenidas por el
Instituto Naval de Estados Unidos (USNI), que muestran dos corrales de estos
cetáceos instalados desde febrero en la entrada del puerto de Sebastopol.
Esta base es crucial para el Ejército ruso desde el
punto de vista geoestratégico, ya que representa el único puerto de salida
directo al Mediterráneo, y durante los últimos años ha sido motivo de fricción
entre Rusia, Ucrania y, en segundo plano, la OTAN. Según el análisis de la
USNI, muchos de los barcos rusos anclados allí, aunque están fuera del alcance
de misiles y artillería pesada, son potencialmente vulnerables a ataques y
sabotajes submarinos.
Al igual que Estados Unidos, Rusia tiene un
historial de adiestramiento de delfines y otros mamíferos que se remonta a la
Guerra Fría, utilizando a estos animales para recuperar objetos hundidos,
localizar minas o disuadir a buzos enemigos. En 2017, la televisión estatal
rusa informó de que Rusia estaba amaestrando a belugas, delfines nariz de
botella y varias especies de foca para proteger sus bases navales, ayudar en
tareas submarinas o impedir la entrada no deseada de buzos, a los que podrían
matar con facilidad. El Ejército de Estados Unidos, por su parte, ha mantenido
un programa similar desde la década de 1960, con delfines nariz de botella y
leones marinos.
En 2019, pescadores noruegos divisaron en el Ártico
una beluga con un arnés en el que se podía leer "Equipo de San
Petersburgo". La principal hipótesis que barajaron entonces fue que el
animal se había escapado de una instalación militar rusa, aunque desde el
Kremlin negaron cualquier vínculo.
Esta no ha sido la única evidencia del uso de
mamíferos marinos por parte del Ejército ruso. En 2018, los delfines de la base
del Mar Negro se desplegaron durante varios meses en el Mediterráneo, en la
base siria de Tartús -utilizada por Rusia-, según demostraron imágenes
obtenidas por satélite. Los corrales móviles eran los mismos que los que se
encuentran actualmente en el puerto de Sebastopol.
La
ecolocalización, su principal arma
La ecolocalización es la capacidad que tienen
algunos animales, como delfines y belugas, para reconocer su entorno por medio
de la emisión de sonidos y la interpretación del eco que producen al rebotar
con los objetos a su alrededor. De esta manera, consiguen calcular la distancia
hasta el objeto, midiendo el tiempo de retardo entre la señal que ha emitido y
la que ha recibido. Además, les permite conocer otras características, como la
forma y el tamaño del objeto en cuestión. El sonar de barcos y submarinos está
basado en este principio.
Los delfines pueden ser especialmente eficaces cerca
de la orilla, donde el tráfico marítimo suele generar numerosas interferencias
en los sistemas tecnológicos, aunque no supone un problema para la ecolocalización
animal. Las focas y los leones marinos no poseen capacidades de sónar, pero
tienen una vista especialmente efectiva bajo el agua, lo que hace que puedan
ser utilizados para otras tareas como la recuperación de material militar
hundido.
Su destreza y rapidez bajo el agua, unidas a una
gran inteligencia y capacidad de aprendizaje, convierten a delfines, belugas o
focas en idóneos para realizar tareas militares subacuáticas.
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