Los choques con barcos ponen en peligro de extinción a los tiburones ballena

 

El número de tiburones ballena ha disminuido en las últimas décadas en todo el planeta, pero hasta ahora las causas no estaban claras. Este lunes biólogos marinos de 50 instituciones internacionales publican en la revista PNAS los resultados de una nueva investigación que apunta a las colisiones con los grandes barcos que navegan por las principales rutas marítimas comerciales. La influencia en la mortalidad de estos accidentes habría sido subestimada y, según los científicos, puede ser la principal razón del declive de la población de este animal.

Dado que los tiburones ballena (Rhincodon typus) pasan mucho tiempo cerca de la superficie y que se reúnen en regiones costeras, los expertos habían avanzado la hipótesis de que los choques accidentales con grandes navíos podrían estar causando una parte de la mortalidad. Para confirmarlo un equipo internacional ha rastreado los movimientos de 350 ejemplares y de grandes barcos en todo el mundo para identificar las zonas de riesgo y las posibles colisiones.

"Las conclusiones que se desprenden de este artículo sólo han sido posibles gracias al gran esfuerzo colaborativo para reunir todos los datos disponibles a nivel mundial sobre el movimiento de estos animales, además con los análisis de big data y de ingeniosas evaluaciones estadísticas" relata el oceanógrafo Carlos Duarte, uno de los autores principales del estudio, que actualmente investiga en la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdullah (KAUST), en Arabia Saudí.

El equipo cartografió las zonas en las que la presencia de los tiburones era más numerosa (hotspots) y las que coincidían con las flotas mundiales de buques de carga, petroleros, cruceros y pesqueros (los tipos de grandes buques capaces de matar a un tiburón ballena en una colisión). El análisis reveló que más del 90% de los movimientos de los tiburones ballena se solapaba con esa actividad marítima.

La población mundial de estos gigantes marinos ha caído más de unlos de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). El pez más grande del mundo (pueden llegar a medir hasta 20 metros de longitud) se alimenta de pequeños animales llamados zooplancton y mediante la regulación de estos seres microscópicos desempeña un importante papel en la cadena alimentaria y en la salud de los ecosistemas oceánicos.

Los resultados de la investigación subrayan la necesidad de vigilar las colisiones, de regular la velocidad de los buques y adoptar medidas de conservación localizadas para reducir la amenaza de colisiones letales. "Se trata de una contribución importante a menos de dos meses de la Conferencia de Naciones Unidas sobre los Océanos [se celebrará en Lisboa entre el 27 de junio y el 1 de julio], que pretende unir a todo el mundo para reconstruir la vida marina, de la que estos gigantes del mar son un componente importante", señala Duarte.

El análisis de incidentes registrados y el seguimiento de rutas comerciales permitió identificar los puntos de mayor riesgo de colisión, que aparecieron especialmente en regiones junto a golfos. El estudio mostró además que las transmisiones de los tiburones ballena marcados por los biólogos se perdían con más frecuencia en las rutas marítimas más transitadas; el equipo concluyó que esa desaparición se debe probablemente a que los tiburones ballena eran golpeados y se hundían en el fondo del océano al morir.

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