Astrónomos logran hazaña histórica y miden 800 agujeros negros supermasivos
El censo más completo de agujeros negros
supermasivos en el universo cercano o local fue informado la mañana de este
martes por el equipo científico internacional del proyecto BASS Survey. La
investigación tomó más de 15 de años de estudio incluyendo una destacada
participación de astrónomas y astrónomos del Centro de Astrofísica y
Tecnologías Afines (CATA) desde Chile.
La investigación, se publicó en la última edición de
la revista Astrophysical Journal e incluye una serie de publicaciones
científicas que utilizaron datos de grandes telescopios en el norte de nuestro
país, Estados Unidos y el Observatorio Espacial Swift, de la NASA.
Así se logró una extensa acumulación de información
que ha permitido construir un mapa de los agujeros negros activos y sus intensas
emisiones en el universo cercano.
Cientos de horas de observación y análisis fueron
requeridas para llevar adelante esta tarea, revelando las masas de agujeros
negros supermasivos en centros galácticos con un nivel de detalle que había
sido imposible conseguir hasta ahora.
“El mapa es representativo de los agujeros negros
activos en el universo local. Cuenta con más de 800 agujeros negros
supermasivos en un rango de distancia de más de 5 mil millones de años luz.
La novedad principal es que se pudo estimar las
propiedades físicas más importantes para una gran muestra de agujeros negros
supermasivos, como sus masas y tasas de acreción o crecimiento”, explica
Claudio Ricci astrónomo de la Universidad Diego Portales, investigador del CATA
y uno de los científicos principales del proyecto BASS Survey.
Según la investigación, cuando una cantidad
sustancial de polvo y gas rodea un agujero negro supermasivo, puede formar un
disco de acreción que emite grandes cantidades de luz en todo el espectro
electromagnético, alcanzando su punto máximo en el rango óptico y ultravioleta,
a medida que cae en el agujero negro.
Franz Bauer, investigador CATA y académico del
Instituto de Astrofísica de la Universidad Católica, quien también participó en
la investigación, explica que este mismo polvo y gas también puede bloquear
nuestra vista hacia el llamado motor central, o núcleos “activos” de las
galaxias (AGN por sus siglas en inglés).
Esto último dificulta la observación de estos
gigantes con instrumentos y técnicas tradicionales. “Lo anterior implica que
aunque muchos agujeros negros supermasivos están acumulando material y
creciendo activamente, no los vemos fácilmente en longitudes de onda visuales y
no los tenemos en cuenta”, dice.
Esta barrera se pudo superar gracias al instrumento
a bordo del Observatorio Swift conocido como BAT (Burst Alert Telescope), capaz
de detectar rayos x de alta energía también conocidos como “rayos X duros”.
Estos están asociados con altas emisiones energéticas procedentes de agujeros
negros supermasivos.
“Es similar al proceso de tomar una radiografía, ya
que este instrumento observaba en una frecuencia similar. En este caso, sería
como una radiografía cósmica para observar los núcleos de galaxias donde están
esos agujeros negros en crecimiento”, explica Ezequiel Treister, Subdirector de
CATA y astrónomo de la Universidad Católica de Chile, quien también formó parte
de la investigación.
Claudio Ricci, señala que en aquellos niveles de
energía, la radiación interactúa muy poco con el material en su camino,
permitiendo “detectar también algunos de los agujeros negros más obscurecidos.
Esto ha hecho posible que contemos con una muestra casi completa de agujeros
negros en fase de acreción (crecimiento) en los centros de las galaxias
cercanas”, detalla el investigador.
“La velocidad a la que crecen estos agujeros negros
varía mucho -agrega el astrónomo- desde el equivalente a la masa de Urano por
año, a los que se “tragan” el equivalente a 30 planetas Jupiter en un período
similar”.
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