El Cañón del Congo registra la mayor avalancha submarina conocida
Científicos han descubierto de forma casual la
avalancha submarina más larga del mundo, después de recuperar dispositivos
perdidos de investigación submarina arrastrados por la fuerza del evento.
Los sensores que se estaban utilizando para
monitorear uno de los valles submarinos más grandes del mundo, el Cañón del
Congo, se dispersaron por el Océano Atlántico por los efectos de la avalancha.
Un esfuerzo de recuperación peinó miles de kilómetros de océano para localizar
los sensores perdidos.
Cuando el equipo liderado por el profesor Peter
Talling, del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Durham,
observó los datos que contenían, encontraron evidencia de una avalancha de
sedimentos en el lecho marino que había viajado a lo largo de 1.100 kilómetros
y a profundidades oceánicas de hasta 4.500 metros.
La avalancha había atravesado el Cañón del Congo, un
profundo valle submarino que se aleja de la desembocadura del río Congo, frente
a la costa oeste de África.
Las graves inundaciones a lo largo del río Congo,
seguidas de mareas vivas inusualmente grandes, desencadenaron la avalancha de
arena y lodo, cuyo volumen equivalía a un tercio del sedimento producido
anualmente por todos los ríos del mundo.
Once sensores utilizados para monitorear el cañón se
soltaron de sus amarres en enero de 2020, tras ser barridos por la avalancha de
sedimentos que viajaban a una velocidad de hasta ocho metros por segundo.
Los sensores estaban dentro de boyas naranjas,
apenas más grandes que una pelota de fútbol, que flotaban sobre la superficie
del Océano Atlántico, llevando consigo sus datos, informa la Universidad de
Durham.
Antes de este estudio, la medición directa de
poderosas avalanchas en aguas profundas se consideraba poco práctica. Pero los
datos rescatados proporcionaron un seguimiento directo de las avalanchas de
sedimentos en el Cañón del Congo, lo que permitió a los científicos evaluar por
primera vez cómo las grandes inundaciones fluviales se conectan con las
profundidades del mar.
La avalancha también cortó dos cables de
telecomunicaciones en el fondo del mar, cortando las velocidades de datos de
Internet en el oeste, centro y sur de África.
El estudio mostró que el patrón de erosión del lecho
marino fue sorprendentemente localizado y desigual, especialmente dado lo
grande que fue el flujo, lo que podría explicar por qué rompió algunos cables
de telecomunicaciones submarinos, pero no otros.
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