China ya trabaja en una base lunar permanente
Ya no es solo ciencia ficción: centros comerciales y
hoteles con impresionantes vistas componen la base robótica automatizada que ya
está diseñando China.
La ciencia ficción describe a menudo a los humanos
del futuro viviendo en bases glamurosas en la Luna, con centros comerciales,
complejos deportivos sin gravedad y hoteles con impresionantes vistas. Puede
que estas extravagantes visiones se lleven a cabo pronto, pero la realidad es
que cuando los humanos se instalen por primera vez en nuestro vecino orbital,
probablemente vuelvan al lugar donde buscaron refugio en la prehistoria: las
cuevas.
En China, un equipo de arquitectos espaciales está
diseñando una base robótica automatizada lunar excavada en cuevas volcánicas,
mientras el país estudia la posibilidad de que sus astronautas puedan
permanecer a largo plazo, más allá de 2035. El hermético proyecto, denominado
«Árbol de laurel», se encuentra actualmente en la fase inicial de diseño.
Presentará una estructura en forma de pirámide sobre el suelo que servirá de
punto de entrada/salida, y sus módulos subterráneos incluirán una cabaña
central, una de trabajo y varios habitáculos.
La nave del núcleo vertical de este ambicioso
proyecto serviría de centro de control, equipada con sofisticados instrumentos
y conectando la «puerta de entrada» con las zonas de trabajo y vivienda. En las
áreas habitables habrá interiores presurizados rematados por arcos inflables,
que serán fáciles y rápidos de desplegar, ya que en la Luna no hay aire ni
viento. El hormigón lunar, producido a partir de rocas y polvo existentes y
elementos procedentes de la Tierra, se introduciría en los arcos para formar
estructuras permanentes. A excepción de la cabina central, todas las demás
partes de la base se construirían por medio de la edificación «in situ» o la
ampliación modular.
Según un informe reciente del rotativo «South China
Morning Post», estas instalaciones se ubicarían en unos canales de lava
subterráneos y huecos que ofrecerían a los cosmonautas un escudo natural contra
la radiación espacial y las temperaturas extremas que se dan en la Luna. De
este modo se daría un impulso a los planes de Pekín de permitir a los
tripulantes espaciales permanecer en este ámbito durante largos periodos de
tiempo. Los túneles subterráneos, también conocidos como tubos de lava, fueron
creados por roca fundida durante antiguas erupciones volcánicas.
Estos pasillos pueden tener varios kilómetros de
longitud y decenas de metros de anchura, y son lo suficientemente grandes como
para servir de refugio natural contra la radiación espacial y las temperaturas
extremas de la superficie lunar, condiciones hostiles para el ser humano. Como
la Luna no tiene atmósfera, la temperatura de su superficie puede oscilar entre
los 126 grados Celsius (259 Fahrenheit) y el frío (173 Celsius). La variación
térmica en el subsuelo es mucho menor, aproximadamente entre 17 y menos 43
grados Celsius.
Pekín planea un sistema completo de defensa
planetaria, con la Luna como parte de él. Pretende emplazar tres satélites en
órbita alrededor de ésta, con sistemas de armamento incorporados que podrían
utilizarse para destruir asteroides o desviarlos de su trayectoria hacia la
Tierra. Además, se construirán dos telescopios en los polos del satélite de la
Tierra para observar el cielo, trabajando en conjunto con una red de alerta
temprana en tierra, a fin de detectar cualquier asteroide amenazante.
De momento, el gigante asiático quiere llevar a cabo
una misión tripulada a la Luna en los próximos cinco años, periodo en el que
seguirá centrándose en la exploración de los polos.
Por su parte, China y Rusia anunciaron en marzo de
2021 su colaboración en un ambicioso proyecto denominado Estación Internacional
de Investigación Lunar (ILRS) que, al igual que Artemis, pretende establecer
una base cerca del polo sur de la Luna.
De hecho, los dos diseños parecen tener como
objetivo las mismas zonas lunares: las regiones de las tierras altas que
ofrecen un fácil acceso a abundante luz solar, así como el hielo de las aguas
que se cree que son abundantes en los suelos sombríos de los cráteres polares.
Funcionarios espaciales chinos han explicado que el
proyecto ILRS consta de tres fases principales: reconocimiento, construcción y
utilización. La primera fase ya está en marcha, analizando los datos recogidos
por la misión robótica china Chang’e 4, que aterrizó en la cara oculta de la
Luna en enero de 2019.
La fase de reconocimiento continuará en los próximos
años con el trabajo de otras misiones robóticas aún no lanzadas, como Chang’e
6, Chang’e 7 y las sondas rusas Luna 25, Luna 26 y Luna 27. La fase de
construcción, que durará aproximadamente una década, comenzará en 2026, con más
misiones robóticas de China, Rusia y (potencialmente) socios internacionales.
Si todo va según lo previsto, el ILRS estará listo para albergar misiones
tripuladas hacia 2036.
El 24 de julio China lanzó al espacio el segundo de
los tres módulos que formarán su propia estación espacial cerca de la Luna una
instalación apodada Tiangong, o “Palacio Celestial”, y esperan que esté
operativa a finales de este año. Una semana después, China también logró
colocar a tres de sus taikonautas a bordo
El gobierno chino aún no ha incluido oficialmente en
su agenda un alunizaje tripulado. No obstante, su último Libro Blanco sobre sus
logros y objetivos en la carrera espacial, publicado en enero, ha aumentado aún
más las esperanzas nacionales. El documento fija la fecha de 2030 para el
alunizaje tripulado de China, que aún no está claro.
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