Un radiotelescopio indio consigue observar el cosmos solo 200 millones de años después del Big Bang
El amanecer cósmico es un período muy temprano del
Universo, durante el cual se formaron las primeras estrellas y galaxias. Los
investigadores utilizaron datos del radiotelescopio SARAS3 de India para
observar el cosmos solo 200 millones de años después del Big Bang, determinando
algunas de las propiedades específicas de las primeras galaxias del Universo.
Un grupo internacional de astrónomos, dirigido por
científicos del Instituto Kavli de Cosmología de la Universidad de Cambridge,
en Reino Unido, acaba de arrojar nueva luz sobre el amanecer cósmico, la fase
temprana del Universo en la cual se gestaron las primeras grandes estructuras
cósmicas, como estrellas y galaxias. El estudio ha sido publicado recientemente
en la revista Nature Astronomy.
Los secretos de las galaxias más antiguas
Uno de los desafíos actuales más importantes de los
astrónomos es emplear datos de telescopios existentes para tratar de detectar
la señal cosmológica de las primeras estrellas, atravesando espesas nubes de
hidrógeno presentes en el Universo primitivo. Esta señal de radio, conocida
como la línea de 21 centímetros, es generada por átomos de hidrógeno existentes
en ese momento inicial del cosmos o “amanecer cósmico”. Estas observaciones
facilitarían la comprensión de las primeras galaxias, incluso más atrás en el
tiempo de aquello que puede observar el Telescopio Espacial James Webb de la
NASA.
Gracias al radiotelescopio SARAS3 de India, los
científicos a cargo del nuevo estudio pudieron observar un período ubicado
temporalmente solo 200 millones de años después del Big Bang, obteniendo una
nueva visión de las propiedades de las galaxias en ese momento inicial. Según
una nota de prensa, el líder del equipo de investigadores, Harry Bevins, indicó
que al buscar una señal de radio con cierta amplitud y no hallarla (en
referencia a la línea de 21 centímetros), ahora es factible colocar un límite a
su profundidad y obtener información sobre cuán brillantes eran las primeras
galaxias.
Entre otros trascendentes descubrimientos, los
investigadores destacaron que el análisis realizado mostró que la señal de
hidrógeno puede informar a los científicos sobre la población de las primeras
estrellas y galaxias, poniendo límites concretos a algunas de las propiedades
más importantes de las primeras fuentes de luz. Esto incluye a las masas de las
primeras galaxias, a la eficiencia con la que estas galaxias pueden formar
estrellas y a la capacidad que poseen para emitir rayos X, señales de radio y
radiación ultravioleta.
Débiles señales cósmicas
Los científicos estudian las propiedades de las
galaxias más tempranas mediante la observación de la radiación de los átomos de
hidrógeno dentro y alrededor de estas galaxias, emitida a una frecuencia de
aproximadamente 1420 MHz. La radiación se estira por la propia expansión del
Universo, ya que viaja hacia nosotros a través del espacio y el tiempo,
llegando a la Tierra en bandas de radio de frecuencia más baja, aproximadamente
de 50 a 200 MHz.
Esto dificulta enormemente su detección, tanto por
la debilidad de la señal cósmica como por las interferencias existentes: por
ejemplo, las frecuencias de 50 a 200 MHz también son utilizadas para
transmisiones de FM y TV. Sin embargo, los avances del nuevo estudio son un
vital primer paso en la búsqueda por revelar todos los misterios del amanecer
cósmico y el Universo primitivo, pensando en la utilización de telescopios de
próxima generación, que estarán disponibles a finales de esta década y
permitirán obtener imágenes del cosmos en sus momentos iniciales, mucho más
atrás en el tiempo que cualquier tecnología disponible en la actualidad.
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