Ectogénesis, la nueva tecnología que permite desarrollar embriones en úteros artificiales

 

Ectogénesis, es la nueva tecnología trashumanista, que posiblemente en pocos años pueda ser real; esta técnica se trata de la capacidad de desarrollar un feto fuera del cuerpo humano, en un útero artificial. Hasta el momento los experimentos se han llevado a cabo en roedores y corderos.

Aunque todavía no está claro el éxito de esta técnica, varios grupos de investigación están trabajando en ello. La ciencia ha sido capaz de mantener embriones humanos durante 12 o 13 días fuera del útero, pues a los 14 días, como tope, tenían que frenar la investigación.

Esta interrupción del experimento se realiza para cumplir con la regla de los 14 días, que impide la investigación con embriones humanos durante más tiempo. Normalmente, los estudios solo conseguían prolongarlo durante 7 días debido a que ese día se implantaban en un útero humano. 

Según explican los investigadores, la clave para continuar con el desarrollo de los embriones implicaría conocer exactamente los nutrientes y hormonas necesarias para su crecimiento, ya que con esta "receta" podrían llegar al embrión, en sustitución del cordón umbilical, para lo cual primero sería necesario realizar una fecundación in vitro y, posteriormente, construir la estructura en la que se desarrollarían.

A partir de la semana 22 un feto puede sobrevivir fuera de la madre, ya que de las cosas más complicadas son las etapas iniciales y las primeras semanas. La ectogénesis completa sería posible si se consiguiera el desarrollo del embrión hasta el tercer o cuarto mes en un espacio tridimensional y se combinará con incubadoras actuales, en complemento de otros sistemas avanzados, como ya han demostrado los recientes desarrolladores de placentas artificiales.

Actualmente, el equipo israelí de Weizmann, liderado por el reconocido genetista Jacob Hanna, ha prescindido de toda esa base, al crear embriones sintéticos que, vistos al microscopio, son similares en un 95 % a embriones naturales y pudieron sobrevivir hasta 8,5 días fuera de un útero. Es decir, por fuera de lo que se entiende por reproducción en mamíferos.

Además, consta de varios ingredientes: un espermatozoide que fecunda un óvulo, y crea una especie de ´saco´ de ADN compartido que necesita de un útero para obtener los nutrientes necesarios en el proceso de crecimiento.

Este éxito les hizo dar un paso más allá y pensar en un nuevo experimento: crear embriones a partir de células madre y hacerlos crecer en su ´útero mecánico´. Para ello, extrajeron células embrionarias del ratón, capaces de convertirse en cualquier tipo de célula, y las indujeron para formar, por un lado, órganos y tejidos; por otro, la placenta; y, por último, el saco vitelino.

"La ciencia siempre va por delante de la ley, y siempre plantea nuevas preguntas para debatir a posteriori", dijo al respecto Lluis Montoliú, investigador del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC (CNB-CSIC). "En experimentos como este pueden surgir cuestiones tales como si el embrión que posee aparato nervioso puede llegar a sentir algo, en este caso, dolor. Son cuestiones éticas que nos tendremos que plantear, al igual que ocurrió con la manipulación de células madre en su momento", agregó.

Reflexionando sobre los posibles usos del útero artificial, Lisa Mandemaker dice que imagina,"un futuro en el que los úteros artificiales puedan formar parte de la elección del estilo de vida de las mujeres, que no tengan que preocuparse de las náuseas matutinas y los cambios corporales -típicos del embarazo-, creo que también podría ser muy interesante para algunos hombres homosexuales".

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