Hallan una bacteria capaz de comer y digerir el plástico que se vierte a los océanos
Un estudio del Real Instituto de los Países Bajos
para la Investigación del Mar (NIOZ) afirma que existe una bacteria capaz de
comer y digerir el plástico que se vierte a los océanos. Se trata de la
‘Rhodococcus ruber’, que puede descomponer aproximadamente el 1 % del plástico
vertido al año al mar y transformarlo en CO2 y otras sustancias inocuas, como
se demostró en un estudio de laboratorio.
La investigación se realizó con el uso de agua de
mar simulada y una lámpara ultravioleta que imitaba la luz del sol. La luz
ultravioleta era necesaria porque la luz solar descompone parcialmente el
plástico en pequeños trozos que las bacterias son capaces de consumir, como
concluyó otro estudio del NIOZ a principios de enero.
La ‘Rhodococcus ruber’ se encuentra en todo el mundo
y es muy común en el suelo, el agua dulce y el mar. Para las pruebas se eligió
esta especie porque es conocida por transformar una serie de contaminantes
nocivos, como productos químicos industriales o pesticidas, en moléculas
inocuas.
Cada año se vierten al menos 14 millones de
toneladas de plástico en el medio marino, pero en los muestreos sólo se detecta
un 1 %, según The Telegraph. El estudio del NIOZ ayuda a resolver parcialmente
este enigma, ya que explica qué ocurre con una parte del plástico desaparecido.
Sin embargo, este microorganismo no ofrece una
solución a la contaminación plástica del océano. «Estos experimentos son sobre
todo una prueba de principio», advierte Maaike Goudriaan, investigadora del
NIOZ. Además, hay que profundizar las investigaciones para determinar si este proceso
ocurre realmente en la naturaleza o no.
Aunque teóricamente es posible eliminar más plástico
del mar con la ayuda de la ‘Rhodococcus ruber’, para ello sería necesario
cultivar «grandes cantidades» de la bacteria, un proceso que produciría una
gran cantidad de CO2, lo que también perjudicaría al planeta. «Mucho mejor que
limpiar es prevenir. Y eso solo lo podemos hacer los humanos», concluye
Goudriaan.
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