Científicos ingleses demuestran que las moscas tienen un sexto sentido
Un estudio
realizado con moscas de la fruta ha sugerido que la capacidad del mundo animal
para percibir un campo magnético puede estar más extendida de lo que se
pensaba.
Científicos
de las universidades de Manchester y Leicester creen que su trabajo, publicado
en Nature, puede permitir el desarrollo de nuevas herramientas de medición en
las que la actividad de las células biológicas -incluidas potencialmente las
humanas- pueda estimularse selectivamente mediante campos magnéticos.
El equipo
demuestra por primera vez que una molécula presente en todas las células vivas,
denominada flavina adenina dinucleótido (abreviada FAD), puede, en cantidades
suficientemente elevadas, conferir sensibilidad magnética a un sistema
biológico.
Los
científicos ya saben que especies como la mariposa monarca, la paloma, la
tortuga y otros animales utilizan el campo magnético terrestre para desplazarse
a grandes distancias. Pero el descubrimiento podría significar que las
moléculas biológicas necesarias para percibir los campos magnéticos están
presentes, en mayor o menor medida, en todos los seres vivos.
El
investigador principal y neurocientífico Richard Baines, de la Universidad de
Manchester, declaró en un comunicado: "Sabemos muy bien cómo percibimos el
mundo exterior, desde la vista y el oído hasta el tacto, el gusto y el olfato.
Pero, en cambio, aún se desconoce qué pueden percibir los animales y cómo
responden a un campo magnético. Este estudio ha supuesto un avance
significativo en la comprensión de cómo perciben y responden los animales a los
campos magnéticos externos, un campo muy activo y controvertido.
Para ello,
el equipo de investigación utilizó la mosca de la fruta (Drosophila
melanogaster) para manipular la expresión génica y poner a prueba sus ideas. La
mosca de la fruta, aunque muy diferente por fuera, contiene un sistema nervioso
que funciona exactamente igual que el nuestro y se ha utilizado en innumerables
estudios como modelo para entender la biología humana.
La
magneto-recepción -como se denomina al sexto sentido- es mucho más difícil de
detectar que los cinco sentidos más familiares de la vista, el olfato, el oído,
el tacto y el gusto.
Según el
Dr. Adam Bradlaugh, investigador principal y neurocientífico de la Universidad
de Manchester, esto se debe a que un campo magnético transporta muy poca
energía, a diferencia de los fotones de luz o las ondas sonoras utilizadas por
los demás sentidos, que, en comparación, son muy potentes.
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