Mantis religiosa perfectamente conservada y atrapada en ámbar fosilizado tiene 30 millones de años
Una mantis religiosa, encerrada en ámbar y congelada
en el tiempo desde el antiguo Paleógeno de la Tierra, provocó una oleada de
pujas entre los coleccionistas tras su moderno descubrimiento en República
Dominicana.
Hace unos 30 millones de años, cuando los
rinocerontes gigantes y los primitivos caballos de tres dedos vagaban por la
Tierra, la resina pegajosa que se filtraba de un árbol atrapó a una mantis religiosa
reptante. La desafortunada criatura murió dentro de la pegajosa tumba y se
conservó para siempre, ya que la resina se fosilizó y se convirtió en ámbar.
Aunque el ser humano medio no puede comprender
semejante lapso de tiempo, sigue siendo asombroso pensar que el mismo insecto
es exactamente igual ahora que en aquel fatídico momento. Vendido por Heritage
Auctions por 6000 dólares en 2016, el pequeño pedazo de tesoro prehistórico
está a la venta de nuevo; esta vez atrayendo ofertas de casi el doble de la
cantidad original por la que se vendió.
La mantis religiosa fosilizada en ámbar atrajo pujas
de casi el doble de la cantidad original de 6.000 dólares por la que se vendió
anteriormente en 2016. (Cortesía de Heritage Auctions, HA.com)
Con una altura de poco más de un centímetro
—aproximadamente el tamaño de un caramelo para la tos— el ámbar de un amarillo
pálido asombrosamente claro muestra perfectamente a su víctima con una claridad
asombrosa. En posición erguida, el pequeño individuo parece haber estado
esperando a su presa mientras la resina rezumante descendía sobre él. Mirando
de cerca, el espectador puede ver con todo detalle las afiladas espinas que
recubren sus patas delanteras, la cabeza triangular y sus famosos ojos
saltones. Las fotos en primer plano muestran un nivel de detalle aún mayor.
La casa de subastas describe la mantis enterrada
como “poéticamente singular en un resto fósil por lo demás prístino”.
Aunque no se conoce su fecha exacta, los
especialistas sitúan el hallazgo en el Oligoceno, la tercera y última parte del
Paleógeno, que abarcó desde hace 65.5 millones de años hasta hace 23 millones.
Según el editor de Ciencias de la Tierra y de la Vida, John P. Rafferty, el
término “Oligoceno” procede del griego y significa “la época de las pocas
formas recientes”, en referencia a que pocos animales de los que conocemos hoy
proceden de esa época.
El ámbar fosilizado que contiene el insecto mide
poco más de un centímetro, aproximadamente el tamaño de un caramelo para la
tos. (Cortesía de Heritage Auctions, HA.com)
La curiosa criatura atrapada en ámbar puede ser
vieja, pero no es la más antigua de las mantis religiosas conservadas. Una
mantis religiosa fosilizada descubierta en Japón, encerrada en ámbar, tiene
aproximadamente 87 millones de años. Otro fósil hallado incrustado en una losa
de roca en Brasil es anterior a la era de los dinosaurios.
Esta mantis es uno de los innumerables insectos del
Oligoceno conservados en ámbar, como abejas, mariposas, hormigas y arañas. La
función de la resina arbórea de olor intenso es proteger la corteza de las
bacterias y los hongos. Altamente antiséptica y carente de agua, impide que la
biología de su huésped se descomponga de forma asombrosa. En República
Dominicana, el ámbar se diferencia del báltico por ser casi siempre
transparente.
Para quienes no dispongan de 11,000 dólares para
comprar su fósil personal, el Museo de Historia Natural del Mundo Americano de
Nueva York alberga una impresionante colección de especímenes de
ámbar—incluidas avispas y abejas antiguas. Fuente: The Epoch Times en español
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