Robots imitarán la forma de crear herramientas de los humanos primitivos
Arqueólogos y paleontólogos llevan mucho tiempo
investigando sobre cómo los primeros humanos comenzaron a utilizar
herramientas. Sin embargo, aún existen muchas cuestiones sin resolver respecto
a cómo nuestros parientes primitivos empezaron a crearlas y a inventarlas, una
característica que nos distingue de los animales y que marca el inicio de la
tecnología.
En 2015, un equipo de científicos descubrió en Kenia
150 artefactos de piedra que datan de 3,3 millones de años, los cuales incluían
martillos, yunques y cantos. El hallazgo constituye la prueba más antigua
encontrada hasta la fecha de que los hominidos fabricaron utensilios. Hasta
entonces las herramientas de piedra con mayor antigüedad localizadas eran de
hace 2,6 millones de años.
En 2015, se descubrieron en Kenia 150 artefactos de
piedra de hace 3,3 millones de años, que incluían martillos, yunques y cantos.
Es la prueba más antigua de que los hominidos fabricaron utensilios
Se sabe que estos primeros útiles se empleaban para
cortar y afilar, usándose para romper las cáscaras de frutos secos, abrir
tubérculos, golpear troncos muertos para acceder a los insectos, etc, pero hay
muchos interrogantes sobre qué cambio o desarrollo cognitivo se produjo en
nuestros ancestros para que comenzaran a idear herramientas y no solo usarlas.
Un proyecto, denominado Metatool, busca ahondar en
la capacidad de los humanos para generar herramientas que no se encuentran en
la naturaleza. Lo hace aunando robótica, arqueología y neurociencia. Un grupo
de investigadores está guiando a varias inteligencias artificiales para poner a
prueba su inventiva en la construcción de útiles que ayuden a solucionar retos
y problemas.
Pablo Lanillos coordina la iniciativa. Es doctor en
inteligencia artificial (IA) por la Universidad Complutense y, después de una
larga temporada investigando en universidades de Alemania y Holanda, acaba de
volver a Madrid, incorporándose al Centro Internacional de Neurociencia Cajal
(CINC).
Lanillos cuenta con una dilatada trayectoria
investigando sobre el aprendizaje automático, la percepción corporal y la
interacción humano-robot. Uno de sus mayores hitos y más mediáticos fue la
creación junto a la empresa barcelonesa Pal Robotics de Tiago, un robot que
imitaba el cerebro humano y era capaz de ‘reconocerse’ en un espejo.
Metatool ha recibido 4 millones de euros de
financiación del Consejo Europeo de Innovación (EIC) recientemente. Los fondos
provienen del programa Pathfinder, dedicados a la exploración de “ideas audaces
para tecnologías radicalmente nuevas”. Es decir, iniciativas disruptivas que
están muy lejos de la fase comercial pero que se caracterizan por un
“pensamiento visionario”.
“Una de las posibles fuentes de financiación estaba
dedicada a las tecnologías de awarness o tecnologías de conciencia. Yo llevo
casi 10 años trabajando en robots que se perciben a sí mismos, en cómo son los
procesos cognitivos para que una IA se dé cuenta de las cosas”, explica
Lanillos a SINC.
El equipo quiere saber cómo se dio el salto de usar
herramientas a inventarlas. “Para eso se necesita una revolución cognitiva, de
la que no estamos seguros cómo ocurrió”, dice Pablo Lanillos
El grupo, del que también forman parte el profesor
asociado de Donders Institute (Holanda), Luke Miller, el científico de robótica
de la Universidad Técnica de Delft (Holanda) Carlos Hernández y la arqueóloga
de materiales Geeske Langejans, tuvo la idea de indagar en cómo los homínidos
dieron el salto de usar herramientas a inventarlas hace 3 millones de años
utilizando inteligencia artificial.
“Para eso se necesita una revolución cognitiva, de
la que no estamos seguros cómo ocurrió, pero sí que creemos que detrás de todo
esto hay relación con esa parte del cerebro que se da cuenta de las acciones
que realiza”, sugiere el coordinador de Metatool.
Junto a Metatool, hay otros siete proyectos que
buscan resolver este desafío relacionado con las ‘tecnologías de conciencia’.
Todos ellos arrancaron en noviembre. Según explica Lanillos, en esta primera
fase los expertos en robótica, neurociencia y arqueología de materiales están
tratando de entenderse y buscar puntos en común.
“Tenemos que hacer un experimento que sea factible
para entenderlo a nivel paleontológico, para poderlo experimentar en personas
actualmente y también para extrapolarlo a los robots”, asegura.
El investigador afirma que los primeros experimentos
son “muy especiales. Deben ser simples, pero necesitas una parte cognitiva
importante”. Primero van a comenzar a probar con actividades muy básicas y
“super sencillas” que hacían nuestros ancestros para inventar una herramienta,
como la combinación de varios útiles "para comer algo, para lanzar, para
enganchar cosas, etc”.
Los investigadores no están interesados en el
tallaje de la piedra, sino en ese momento en el que se plantea la combinación
de materiales para crear un nuevo utensilio o modificarlo para solucionar un
problema
El grupo se enfrenta con un obstáculo importante a
nivel arqueológico. “El problema es que las únicas herramientas que se
encuentran tienen que ver con las piedras, porque son las que se mantienen en el
tiempo. Hay piedras talladas para cortar, pero no hallamos otras cosas porque
han desaparecido”, destaca Lanillos.
El experto puntualiza que no están interesados en el
tallaje de la piedra, sino en ese momento en el que se plantea la combinación
de distintos materiales para crear un nuevo utensilio o hacer una modificación
de cara a solucionar un problema. “El robot estará entrenado con una serie de
experiencias, pero él no sabe cómo resolver la tarea”, subraya.
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