Así es el hormigón súper resistente que se usará para las casas en Marte
Si la humanidad llega algún día a Marte (algo en lo
que trabajan tanto la NASA como Elon Musk, entre otras personas) necesitará un
lugar para vivir. La nave en la que llegarán no es suficiente: por el costo, el
tiempo y el peligro implicado, se trata de un viaje de ida: las estimaciones
suponen que una nave tardaría entre 200 y 300 días en llegar al planeta rojo.
Así que encontrar cómo construir hogares para
quienes lleguen allí será vital. Obviamente, la mejor opción es usar materiales
que ya estén en Marte: cualquier kilogramo adicional de material que se envíe
desde la Tierra hará todo más complejo y costoso.
A lo largo de los años, se ha probado con orina y
con sangre para usarla de base para generar algún material base para hacer
ladrillos, pero esto tiene múltiples inconvenientes (entre otros, que es
preferible reciclar la orina para usarla como agua, que no abunda en Marte).
Ahora, un grupo de investigadores de la universidad
de Manchester parece haber encontrado una alternativa superadora: usar sal
común (presente en Marte) y polvo de la superficie marciana (regolito)
combinado con almidón de papa para crear una pasta que, dicen, es más fuerte
que el hormigón: el material, al que denominan StarCrete, tiene una fuerza de
72 megapascales, el doble que el concreto común, que es de 32 megapascales. E
indican que en pruebas con un material que simula el regolito lunar, el
resultado es aún más positivo. La mezcla también requiere de agua, pero luego
se recupera en forma parcial.
La sal y el polvo son fáciles de obtener en Marte,
pero: ¿de dónde van a sacar las papas? La previsión, por supuesto, es que las
cultivarán en Marte como parte de su sustento; según los investigadores, una
bolsa de 25 kg de papa deshidratada sería suficiente para fabricar media
tonelada de StarCrete (el nombre que le dieron al material), lo que equivale a
213 ladrillos. Sigue siendo muy poco (una casa de tamaño mediano requiere 7500
ladrillos) pero aun así es un avance respecto de otras alternativas.
Los investigadores notan, además, que la fabricación
de este material es menos contaminante que el cemento y el concreto convencional
(representan el 8% de las emisiones de dióxido de carbono), y por lo tanto
también podría usarse como reemplazo en la Tierra.
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