Hallado en una isla del Ártico el reptil marino más antiguo de la Era de los Dinosaurios
Durante casi 190 años los científicos han buscado
los orígenes de antiguos reptiles marinos de la Era de los Dinosaurios. Ahora,
un equipo de paleontólogos suecos y noruegos ha descubierto restos del primer
ictiosaurio o “pez-lagarto» conocido en la remota isla ártica de Spitsbergen.
Los ictiosaurios eran un grupo extinto de reptiles
marinos cuyos fósiles se han recuperado en todo el mundo. Fueron de los
primeros animales terrestres que se adaptaron a la vida en mar abierto y
desarrollaron una forma corporal similar a la de las ballenas actuales. Los
ictiosaurios ocuparon la cima de la cadena alimentaria en los océanos mientras
los dinosaurios vagaban por la tierra, y dominaron los hábitats marinos durante
más de 160 millones de años.
Según los libros de texto, los reptiles se
aventuraron por primera vez en mar abierto tras la extinción masiva de finales
del Pérmico, que devastó los ecosistemas marinos y allanó el camino para el
inicio de la Era de los Dinosaurios hace casi 252 millones de años. Según la
historia, los reptiles terrestres con patas que caminaban invadieron entornos
costeros poco profundos para aprovechar los nichos de depredadores marinos que
quedaron vacantes tras este cataclismo.
Con el tiempo, estos primeros reptiles anfibios se
volvieron más eficientes en la natación y acabaron por modificar sus
extremidades en aletas, desarrollaron una forma corporal “parecida a la de los
peces” y empezaron a dar a luz a crías vivas; de este modo, rompieron su último
vínculo con la tierra al no necesitar desembarcar para poner huevos.Los nuevos
fósiles descubiertos en Spitsbergen están revisando esta teoría aceptada desde
hace mucho tiempo.
Cerca de las cabañas de caza, en la orilla sur del
fiordo de Hielo, al oeste de Spitsbergen, el valle de Flower atraviesa montañas
nevadas que dejan al descubierto capas de roca que en su día fueron lodo en el
fondo del mar hace unos 250 millones de años. La rápida corriente de un río
alimentado por el deshielo ha erosionado el lodo y ha dejado al descubierto
rocas calizas redondeadas llamadas concreciones.
Éstas se formaron a partir de sedimentos calcáreos
que se asentaron alrededor de restos de animales en descomposición en el
antiguo lecho marino, preservándolos posteriormente con un espectacular detalle
tridimensional. Hoy en día, los paleontólogos buscan estas concreciones para
examinar las huellas fósiles de criaturas marinas muertas hace mucho tiempo.
Durante una expedición realizada en 2014, se recogió
un gran número de concreciones en el valle de Flower, que se enviaron al Museo
de Historia Natural de la Universidad de Oslo para su futuro estudio. Las
investigaciones llevadas a cabo con el Museo de la Evolución de la Universidad
de Upsala han permitido identificar peces óseos y extraños huesos de anfibios
con aspecto de cocodrilo, así como once vértebras articuladas de la cola de un
ictiosaurio.
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