Descubren un diamante cósmico más grande que la Luna a 50 años luz
Nuestro universo es tremendamente vasto, lleno de
misterios y objetos fascinantes. Uno de los ejemplos es un objeto que los
astrónomos encontraron por primera vez hace casi dos décadas: un diamante más
grande que la Luna misma, lo que lo convierte en el diamante conocido más
grande jamás descubierto.
El trozo de diamante cósmico -descubierto en 2004-
tiene 4.000 kilómetros de diámetro, lo que superaría a la Luna la cual posee un
diámetro 3.500 km. Este objeto, al que los astrónomos eligieron llamar “Lucy”,
es en realidad un gigante pedazo de carbono cristalizado, el corazón de una
estrella moribunda, y se ubica a unos 50 años luz de la Tierra, en la
constelación del Centauro. La estrella se llama “Lucy” por la canción de los
Beatles, Lucy in the Sky with Diamonds, según explica la BBC.
La estrella en cuestión, cuyo nombre técnico es BPM
37093, es identificada como una enana blanca. Estos objetos son el núcleo que
deja una estrella al agotar su combustible. De hecho, el Sol se convertirá en
una enana blanca cuando queme todo su combustible en unos 5 mil millones de
años. Esto quiere decir que BPM 37093, antes de ser un diamante, brillaba como
el Sol, solo que al agotar su combustible se empezó a comprimir y a medida que
se va apagando terminó por convertirse en un diamante.
Al final de su vida, las estrellas con masas
similares a la de nuestro Sol, pasa a transformarse en una gigante roja, la
cual pierde sus capas exteriores, y la estrella se comprime alcanzando una
elevada densidad que se conoce como enana blanca. Esta estrella muerta puede
dudar miles de millones e incluso billones de años, en la que se apaga y enfría
gradualmente hasta volverse invisible.
Si bien, los diamantes pueden ser escasos y valiosos
en la Tierra, en el universo son mucho más comunes. El elemento clave es el
carbono, algo que abunda por todas partes. Hay planetas en los que incluso
llueve diamantes; en Urano y Neptuno, por ejemplo, las condiciones de
temperatura y presión son tan extremas que los átomos de carbono podrían
convertirse en diamantes en sus atmósferas. Por su parte, las enanas blancas
están compuesta principalmente de carbono cristalizado, por lo que, en esencia,
son diamantes cósmicos.
Las enanas blancas emiten radiación, y también
pulsaciones que los astrónomos pueden detectar para determinar su composición.
“Midiendo esas pulsaciones, pudimos estudiar el interior oculto de la enana
blanca, igual que las mediciones sismográficas de los terremotos permiten a los
geólogos estudiar el interior de la Tierra. “Descubrimos que el interior de carbono
de esta enana blanca se ha solidificado para formar el diamante más grande de
la galaxia”, le dijo a la BBC el astrónomo Travis Metcalfe, del Centro
Harvard-Smithsonian de Astrofísica, que dirigió el equipo de investigadores que
lo descubrió.
Y así es como mientras el diamante más grande
descubierto en la Tierra tiene poco más de 500 quilates, en el cielo los restos
de alguna estrella podrían ser diamantes de 10.000 millones de billones de
billones de quilates, como lo es Lucy.
Por último, cabe mencionar que las enanas blancas
son comunes, incluso el Sol se convertirá en una y a lo mejor también quede
como un diamante gigante en el centro del Sistema Solar. Más recientemente
también se ha reportado el descubrimiento de enanas blancas del tamaño de la
Tierra, y es probable que pronto se descubran otros.
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