El terremoto que ayudó a calcular la fecha en que murió Jesús

 

Investigadores alemanes contrastan textos del Evangelio de San Mateo y datos geológicos.

En los versículos 51 al 66 del capítulo 27 de San Mateo se encuentran frases como "las rocas se partieron” y "el capitán y los que estaban cuidando el cuerpo de Jesús vieron el terremoto". Un estudio de la Revista Internacional de Geología examina dichos pasajes bíblicos para determinar su veracidad.

Para ello, Jeffeson Williams del Supersonic Geophysical, Markus Schwab y Achim Brauer, del Centro de Investigación alemán de Geociencias, buscaron pistas en el mar Muerto. Le siguieron el rastro cronológico a una varva, es decir, a cada una de las capas sedimentarias de mínimo espesor que conformaron estacionalmente el fondo de Ein Guedi, oasis ubicado en la ribera oeste del mar Muerto y a 70 kilómetros, caminando, de Jerusalén.

Los investigadores encontraron sedimentos deformados, indicando que hubo dos terremotos importantes por la época: uno generalizado en el 31 a.C y otro que tuvo lugar a principios de siglo.

A ese último sismo, le asignaron una fecha tentativa de 31 d.C. con una precisión de más o menos cinco años. Una vez se consideraron los datos geológicos, era momento de evaluar registros históricos de movimientos telúricos que coincidieran con los de la Biblia.

En la única parte donde hay registro de un potencial terremoto es en los pasajes bíblicos mencionados al inicio. Asimismo, en la denominada "Sagrada Escritura" por los cristianos, la crucifixión de Jesús se dio en el mandato de Poncio Pilatos, quien fue gobernador romano de Judea del 26 al 36 d.C.

Los sedimentos estudiados apuntaron que sí ocurrió un terremoto local entre el 26 y el 36 d.C, lo suficientemente enérgico como para deformar los sedimentos en Ein Gedi pero no tanto como para que se registrara en fuentes externas a la Biblia.

El estudio de la Revista Internacional de Geología sostiene que lo dicho en el libro de San Mateo puede tratarse de un tipo de alegoría, debido a que las fechas contrastadas (las de la Biblia y sedimentos) no son concluyentes. Pero es un acercamiento bien logrado a la fecha de la muerte de Jesús.

Por otro lado, un Nuevo Testamento comentado por el Seminario Teológico de Princeton, señaló que la oscuridad descrita en la Biblia cuando crucificaron a Jesús, es un efecto secundario relacionado con terremotos.

El capítulo 27 de Mateo, en los versículos 45 al 50, dice “desde el mediodía hasta las tres de la tarde, toda la tierra quedó sumida en oscuridad”. Por años se ha creído que se trata de un eclipse total del sol.

La creencia se extendió gracias a una película de 1961 llamada "Barrabás". El equipo de producción rodó la escena de la crucifixión en un pueblo cerca de Roma, donde precisamente había un eclipse de esa índole.

La doctora en astrofísica, Inés Rodríguez Hidalgo, en el artículo "¿Hubo un eclipse durante la crucifixión de Jesús?", explica que un fenómeno astronómico como un eclipse solar dura unos minutos; no tres horas como dice en el pasaje bíblico. Los eclipses completos ocasionan una gradual disminución de luz, entonces la oscuridad puede referirse a tal proceso.

Sin embargo, es preciso considerar las fases lunares ya que juegan un papel clave en la conformación de eclipses. En los textos bíblicos, la Crucifixión ocurrió antes de la fiesta hebrea de la Pascua, que ya entonces se databa de acuerdo con las fases de la Luna, de modo que domingo de Pascua era el primer domingo después de la primera Luna llena de primavera, es decir, posterior al 21 de marzo.

Por tanto, la muerte de Jesús debió suceder un día con una luna casi llena, y así no puede producirse un eclipse total de Sol, porque el fenómeno requiere de una luna nueva.

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