Así son los tubos subterráneos creados por el volcán de La Palma

 

Un equipo de espeólogos se ha adentrado en el sistema de tubos lávicos que se ha creado en La Palma tras la erupción volcánica en Cumbre Vieja. Esta exploración comenzó en junio de 2022 cuando se realizaron los primeros accesos documentados por especialistas para conocer in situ la gran cantidad de posibles entradas existentes. Los accesos a estos tubos se han realizado en distintos grados de enfriamiento.

Ahora, se dan los primeros pasos en galerías de importancia. Los científicos han confirmado la presencia de otra sima en la cara norte del volcán, lo que supone la segunda cavidad de desarrollo vertical tras la hallada al finalizar la erupción. Estos trabajos multidisciplinares han sido coordinados por el Equipo Espeleología Volcánica de la Federación Canaria de Espeleología e incluyen la obtención de nubes de puntos láser, mediciones de temperatura y estudios microbiológicos, con la participación del Instituto Geológico y Minero de España (IGME–CSIC), el Dpto. de Ingeniería y Morfología del Terreno (Caminos - UPM), la empresa Geoavance SL (distribuidora oficial de Leica – Geosystems en Canarias) y el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS– CSIC).

Las imágenes térmicas a vista de dron de junio de 2022, según explican en una nota de prensa, comenzaban a mostrar accesos aptos para la exploración, dada su temperatura relativamente baja. El calor en la superficie de las coladas para la mayoría de recorridos, que permite a un equipo reducido de espeleología moverse dando rodeos para evitar las zonas problemáticas, también supuso un límite a rebasar para que la exploración a pie de los nuevos tubos volcánicos de La Palma diera comienzo. Esta exploración, que durará años, busca dar respuesta a la pregunta de si se ha formado en La Palma el mayor tubo volcánico de Canarias.

Técnico de Espeleología Volcánica explorando en las zonas accesibles del 'Tubo Rojo' Octavio Fernández – Equipo Espeleología Volcánica – Cámara térmica IGME-CSIC

El 21 de ese mismo mes, tras un sobrevuelo térmico con dron, por primera vez una mujer del Equipo Espeleología Volcánica accede al llamado Tubo Austral uno de los drenajes superficiales de los centros emisores de Montaña Cogote, de 9 metros de longitud, a 30 grados.

Técnico de Espeleología Volcánica desciende por la nueva sima para mapear los niveles inferiores mediante scanner láser portátil con tecnología SLAM David Sanz, IGME-CSIC

Fruto de estas caminatas por los campos de lava, se ha podido confirmar el rápido enfriamiento de los tubos formados en coladas más superficiales, aunque apenas se ha llegado a una ínfima cantidad de las bocas observadas desde el aire. Estando más cerca del exterior, y además ayudados por su ubicación a gran altitud o por las características de su boca, estos tubos someros pueden sorprender llegando a estar completamente fríos, incluso si la lava a sus lados no lo está del todo. No es de extrañar que un tubo volcánico, que supone las arterias ahora vacías de la colada, se enfriará antes que el núcleo de la roca, pues donde antes fluía lava, ahora lo hace el aire y el conducto actúa como un circuito de refrigeración.

Los tubos del sistema principal, más profundo y con galerías de mayores dimensiones internas, se encuentran aún a temperaturas que ni siquiera permiten acercarse a las bocas, oscilando la mayoría entre 200 y 400 grados. Pero nuevamente, las peculiares características y disposición de las entradas en uno de estos tubos principales ha permitido a los espeleólogos encontrar una serie de zonas refugio en las que poder moverse distancias significativas de entre 60 y 80 metros.

El llamado Tubo Rojo, un ramal de uno de los sistemas laberínticos que en noviembre de 2021 fluyó hacia donde se ubicaba la localidad de Todoque, presenta unas características internas sorprendentes, no solamente por el peculiar color rojo que le da nombre, sino por la profusión de estalactitas de lava y, sobre todo, por sus especiales características de ventilación: en este lugar es posible estar dentro de un ramal entre 40 y 60 grados, observando otro a más de 200 grados a pocos metros de distancia.

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