Encuentran los huevos de dinosaurios más antiguos del mundo escondidos… en un museo
Hace ya varios siglos, concretamente en 1883, el
Museo de Historia Natural de Londres recibía lo que a simple vista parecía una
simple roca rellena de ágata. Un mineral de 15 centímetros de diámetro,
recolectado en el centro de India, que destacaba tanto por su forma
perfectamente esférica como por su vistoso interior de color rosa claro y
blanco. Durante estos últimos 175 años, la roca ha formado parte de la
colección de mineralogía del museo, pasando así desapercibida hasta la fecha.
Todo ello hasta que el conservadora de mineralogía Robin Hansen descubrió, en
una feria de minerales, que el espécimen que tenían en el museo era mucho más
especial de lo que creían.
Así lo cuenta la protagonista de esta historia en
declaraciones al Museo de Historia Natural de Londres, donde recuerda cómo se
produjo este curioso hallazgo: "Estaba caminando por una feria hasta que
un comerciante me mostró un huevo de dinosaurio agatizado, completamente
esférico, que tenía una capa delgada y ágata oscura en su interior". Algo
que llevó a Hansen a recordar aquel mineral con el que había trabajado varios
meses atrás en una de las últimas exposiciones del museo: "Ese fue el
momento en que pensé: '¡Un momento, esto se parece mucho al que acabamos de
poner en exhibición en el Museo!".
Tras este hallazgo de lo más casual, Hansen volvía
al museo y ofrecía la roca de ágata que llevaba 175 años en el museo a los
expertos en dinosaurios del mismo, el profesor Paul Barrett y la doctora
Susannah Maidment, para que determinaran a través de distintas pruebas si era
un huevo de dinosaurio o un simple mineral. Después de examinar esta roca de
cerca, ambos llegaron a la conclusión de que tenía el tamaño y la forma
adecuados para ser un huevo de dinosaurio. Más aún si tenemos en cuenta que la
capa delgada alrededor del ágata parecía una cáscara.
Desde entonces, el equipo ha estado realizando todo
tipo de pruebas para ver qué tipo de huevo tenían entre sus manos. Tras llevar
a cabo una tomografía computarizada del huevo, los investigadores llegaron a la
conclusión de que la densidad del ágata impedía detectar ningún detalle con
precisión. No obstante, la cáscara y el hecho de que el aspecto del exterior de
la roca sugiriera que otros dos grandes objetos esféricos habían estado
agrupados cerca de él durante miles de años, lo que podrían ser otros huevos de
la nidada, llevaban a los expertos a pensar en que realmente era un huevo de
dinosaurio.
Después de consultar nuevamente sus características
generales, y descubrir que tiene unos 60 millones de años a través de numerosas
pruebas, estos llegaron a la conclusión de que se trataba de un huevo de un
dinosaurio muy especial: el titanosaurio de China y Argentina. Dado que por
aquel entonces había muchos titanosaurios en India, donde se produjo el
hallazgo, los investigadores han llegado a la conclusión de que es un huevo de
esta misma especie que destacaba por su tamaño. Y es que, a pesar de que el
huevo apenas tiene 15 centímetros de alto, los titanosaurios crecían hasta 37
metros de largo y tenían un peso aproximado de 57 toneladas.
Algo que llevaba a Robin Hansen a ahondar más en el
hallazgo de este huevo que acabó en el museo. Tras consultar los documentos
internos de la pinacoteca, esta descubrió que fue recogido por un tal Charles
Fraser, que vivió en India entre 1817 y 1843. Dado que fue recolectado 80 años
antes de que los huevos de dinosaurio fueran reconocidos científicamente por
primera vez, nunca nadie pudo llegar a determinar que se trataba de un huevo de
titanousarios por aquel entonces. De esta manera, y dado que por aquel entonces
ni tan siquiera se habla sobre dinosaurios, este huevo ha pasado a ser uno de
los más antiguos descubiertos hasta la fecha.
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