Las orcas del mundo se están volviendo locas
Desde el 2020, orcas han hundido presuntamente tres
embarcaciones en el Estrecho de Gibraltar. Los expertos barajan varias
explicaciones para este comportamiento: desde una moda pasajera hasta un
mecanismo de defensa.
Las orcas, también conocidas como ballenas asesinas,
parecen querer hacer cada vez más justicia a su nombre. El pasado 17 de mayo una
manada de orcas atacó una embarcación en el Estrecho de Gibraltar. Y no es la
primera vez: científicos sospechan que se trata de la tercera embarcación que
esta subpoblación de orcas mete en apuros desde mayo de 2020, cuando una orca
hembra sufrió un encuentro traumático con una embarcación.
Además, según se ha observado, las ballenas muestran
patrones de comportamiento similares: muerden, doblan y rompen los timones de
los veleros. Expertos no encuentran una explicación sobre cómo aprendieron a
imitar este comportamiento, ni por qué. Sin embargo, existen varias teorías.El
profesor Luke Rendell, que investiga el aprendizaje, el comportamiento y la
comunicación de los mamíferos marinos en la Universidad de St Andrews, contó a
la revista Live Science que no hay evidencias de que se trate de un
comportamiento adaptativo. Como comportamiento adaptativo se describen aquellos
que confieren un beneficio evolutivo directo al ayudar al animal a encontrar
comida, aparearse o criar con éxito.
Según el experto se trataría más bien de una moda
temporal, como se ha visto con otros comportamientos como "como llevar
salmones muertos en la cabeza hasta imitar vocalmente a los leones
marinos".
Se sabe que las orcas son altamente inteligentes y
se ha demostrado que son capaces de enseñarse comportamientos mutuamente. Por
eso, muchos investigadores asumen que este comportamiento puede haber empezado
de forma individual y haberse expandido en el grupo más adelante.
Un informe publicado en la revista Marine Mammal
Science, pone sobre la mesa que aparte de "algún incidente aversivo
puntual" que pudo haber desencadenado estos comportamientos, también
podrían haber influido otros factores como la pérdida de presas o perturbaciones
causadas por los barcos. En este caso el comportamiento podría explicarse como
un altruismo de autodefensa que las lleva a atacar aquello que representa una
amenaza para su hábitat.
La situación pone a las instituciones
gubernamentales ante un dilema ético, ya que esta subpoblación de orcas se
encuentra en peligro de extinción. Si estos comportamientos continúan, la
entidades desarrollarán un plan de acción para detener los sucesos hasta que,
quizás, desaparezca esta moda pasajera.
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