Hallan contaminantes plásticos en los filtros de aire de la estación espacial
Los filtros de aire de la Estación Espacial
Internacional (ISS) acumulan todo tipo de partículas, desde pelusas de la ropa
a cabellos y piel de los astronautas. Y también altas concentraciones de
compuestos químicos potencialmente dañinos derivados del plástico, según un
trabajo publicado este miércoles en la revista Environmental Science and
Technology Letters.
Los tripulantes de la ISS limpian estos filtros cada
semana y envían algunas de estas muestras de vuelta a la Tierra. Una de ellas
llegó hasta un equipo de la Universidad de Birmingham y del Centro de
Investigación Glenn de la NASA, que las ha analizado. Su conclusión es que las
concentraciones de compuestos químicos acumulados en los sistemas de filtración
superan las que se encuentran en el polvo de un hogar típico de Estados Unidos
o de Europa, si bien no suponen un riesgo para su salud.
En la lista de compuestos hallados en las muestras
enviadas desde la ISS a la Tierra se incluyen hidrocarburos aromáticos
policíclicos (HAP), sustancias perfluoroalquiladas (PFAS) y bifenilos
policlorados (PCB), además de éteres difenílicos polibromados (PBDE), “nuevos”
retardantes de llama bromados (BFR) y ésteres organofosforados (OPE). Aunque
los efectos potenciales sobre la salud humana de algunos compuestos han llevado
a que algunos de ellos sean prohibidos, y algunos están clasificados como
carcinógenos, el equipo liderado por Stuart Harrad advierte de que, aunque
sobrepasen los valores medios de cualquier hogar medio, “los niveles de estos
compuestos generalmente estaban dentro del rango encontrado en la Tierra”.
“En mi
opinión, es poco probable que las concentraciones detectadas en el polvo de la
ISS superen los valores límite basados en la salud” , asegura Harrad a
elDiario.es. “Dado que los astronautas de la ISS suelen pasar seis meses a
bordo, el impacto a largo plazo de su exposición a estos contaminantes no será
significativo”.
Los autores sospechan que estos compuestos proceden
de los materiales plásticos que cubren el interior de la estación, más
abundantes que en cualquier otro habitáculo terrestre. Una parte puede proceder
de las telas y correas ignífugas y otra los de los aparatos de plástico como
cámaras, reproductores de MP3, tabletas, dispositivos médicos y ropa.
Aunque los valores que se han cuantificado distan
mucho de una situación crítica, sí que es más que recomendable que sean más
bajos
“El artículo
propone como origen de esos contaminantes los materiales plásticos y tejidos de
la ISS, donde se desprenden pequeñas cantidades, como puede ocurrir en
cualquier casa americana o europea con plástico por todas partes, pero a
diferencia de un hogar, en la ISS es más complicado ventilar”, asegura el
químico Daniel Torregrosa, especializado en el análisis de este tipo de
riesgos. ¿Supone eso algún peligro para la salud de los astronautas? “Es cierto
que son familias de compuestos peligrosos, que lo mejor es evitar su presencia
y su exposición”, reconoce. “Aunque los valores que se han cuantificado distan
mucho de una situación crítica, sí que es más que recomendable que sean más
bajos”.
“Las
moléculas que detectan están dentro de la denominación común de Contaminantes
Orgánicos Persistentes (COPs) que incluyen a familias muy numerosas de
determinados compuestos, algunos de los cuales se usan como aditivos en
plásticos”, explica Juan J. Iruin, catedrático jubilado de la UPV/EHU
especialista en esos materiales. “Todos esos compuestos analizados son muy
conocidos en la literatura científica y omnipresentes en el medio ambiente,
aunque en muy bajas concentraciones y, en muchos casos, su fabricación está
prohibida desde hace años. ¿Son peligrosos? Algunos sí y otros no tanto”,
señala. “En conclusión, parece que los astronautas respiran un aire con más
COPs que un ciudadano medio americano en su casa”.
El aire dentro de la ISS recircula constantemente
con entre 8 y 10 cambios cada hora. Además de los sistemas de aportación de
oxígeno, hay filtros para la eliminación de la humedad, de bacterias y para
extraer el CO2, pero se desconoce el grado en que esto elimina sustancias
químicas como las detectadas en el estudio. Los altos niveles de radiación
ionizante también pueden acelerar el envejecimiento de los materiales, incluida
la descomposición de los productos plásticos en micro y nanoplásticos que se transportan
por el aire en el entorno de microgravedad.
En un trabajo anterior, Marit E. Meyer, autora
principal de este estudio, analizó la formación de aerosoles en el interior de
la ISS y llegó a la conclusión de que muchas de las partículas recolectadas
estaban compuestas por múltiples elementos y tenían morfologías poco comunes en
comparación con los típicos aerosoles de interior en la Tierra, debido a la
microgravedad. También encontró partículas que contenían bromo y cadmio, que
podrían constituir un peligro para la salud de los miembros de la tripulación,
aunque las concentraciones no eran altas.
“Parece claro que la ventilación de la ISS es buena
pero mejorable, como todo”, afirma Torregrosa. “Y si se investigan materiales
que aguanten más y desprendan menos sustancias como las analizadas, será mejor.
Pero no hay que perder de vista que el riesgo sobre la salud es muy bajo. Sobre
todo si lo comparamos con la exposición a radiación en el espacio”.
“Hemos aprendido que el polvo de los filtros de aire
de la ISS contiene contaminantes similares a los detectados en la Tierra”,
señala Harrad. “Más investigación ayudaría a identificar las fuentes de estas
concentraciones por encima del promedio, de modo que dichas fuentes puedan
controlarse mejor en futuras misiones de naves espaciales”.
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