Descubren el fósil de un plesiosaurio del Mesozoico en una cueva de Cuba
En las montañas de la Sierra de los Órganos se
conoce, desde el siglo pasado, la existencia de restos fósiles de reptiles de
la era Mesozoica, cuando el insigne naturalista cubano Carlos de la Torre
reportó el hallazgo de aquellos animales. Estudios posteriores han permitido
determinar la presencia en esta región de restos fósiles de dinosaurios,
pterosaurios, ictiosaurios, plesiosaurios, cocodrilos marinos y tortugas en
rocas del Jurásico Superior Oxfordiense (alrededor de 160 millones de años de
antigüedad).
Sin embargo, una gran novedad del hallazgo es que
apareció en rocas 20 millones de años más jóvenes, del Jurásico tardío al
Cretácico temprano (146 a 144 millones de años), en las cuales no existían
reportes confirmados de estos tipos de animales. Pero lo más impresionante del
nuevo fósil es que se trata del primer esqueleto articulado de un reptil de
gran talla reportado en Cuba.
El nuevo hallazgo se debe al campesino René Dopico
Sanabria, que lo localizó en una caverna situada en la finca de su propiedad,
mientras se la mostraba al visitante Alexis Sweet, de Georgia, EE.UU. Este
importante descubrimiento se localiza entre los límites del Geoparque Viñales,
con lo cual añade un gran valor a los tesoros que patrocina y protege, de modo
que el estudio del ejemplar y su conservación son de interés prioritario.
Reptiles de la era Mesozoica cuyos restos se han
encontrado en Pinar del Río. Se indica la antigüedad del nuevo hallazgo. Foto:
Cortesía de los autores.
La caverna de René, cada vez que ocurre alguna
tormenta pluvial o durante los huracanes, se llena de agua cargada de fango y
trozos de vegetación, que corre a gran velocidad por la galería y se descarga
en el arroyo cuyo cauce se encuentra a unos 10 metros más abajo de la boca de
la cueva. Esto hace que el paso por el interior de la galería sea muy peligroso,
pero no es el único obstáculo.
A este problema se añade que la caverna está en una
etapa senil de su desarrollo, donde han ocurrido desplomes de lajas rocosas
desde el techo, las que se encuentran fracturadas en enormes pedazos por todo
el interior cavernario. Estos bloques subangulosos y resbaladizos complican el
paso. Pero gracias a este proceso, en algún momento una de las lajas se
desprendió y puso al descubierto el esqueleto fósil que nos interesa, en una
pared rocosa situada a unos 80 metros de la entrada; aunque en un futuro no
predecible, puede dar lugar a la pérdida de esta joya de la paleontología.
Para realizar una primera inspección de reptil fósil
tuvimos la estrecha colaboración de la familia de René, así como de Juan
Gallardo y su hijo, lo que nos permitió realizar una detallada documentación
fotográfica de la caverna y el fósil, y tomar muestras de las rocas para su
estudio ulterior. De acuerdo con las observaciones preliminares, el ejemplar
encontrado por Dopico incluye los huesos de las patas transformadas en aletas
natatorias, con todos sus componentes, un número importante de finas costillas
algo dispersas, numerosas vértebras articuladas que trazan un gran arco, las
que formaron parte de la columna vertebral y la cola del reptil, el cual, según
los primeros cálculos, tenía entre tres y cuatro metros de largo. Además, en
las rocas dispersas en el piso de la cueva se encontraron restos de ammonites y
braquiópodos pendientes de identificar.
Algunos elementos del esqueleto fósil del reptil
marino en estudio. Foto: Cortesía de los autores.
En este momento está conformado un grupo de trabajo
para comenzar el proceso de identificación del reptil, que a primera vista se
asemeja a un representante de la familia Ichthiosauria. El objetivo es
desarrollar un proyecto que logre completar el estudio de las rocas donde se
encontró este ejemplar, examinar el área cercana en busca de otros fósiles,
determinar con mayor precisión las condiciones de vida y fosilización del
reptil, identificarlo hasta el nivel posible y, sobre todo, preservarlo.
Al final del Jurásico e inicios del Cretácico, el
otrora supercontinente Pangea ya estaba dividido en Lawrasia (al norte) y
Gondwana (al sur), y entre ambos se formó una paso marino por donde circulaban
muchos organismos oceánicos que transitaban desde el océano Índico hasta el
Atlántico y el Pacífico, pasando entre América del Norte y del Sur, por lo que
después sería el mar Caribe.
En aquel paso oceánico se formaban las rocas marinas
que hoy constituyen la cordillera de Guaniguanico, las que contienen los restos
fósiles de aquellos ecosistemas, incluidos organismos del fondo (foraminíferos,
ostrácodos, crinoideos, algas), invertebrados nadadores (cefalópodos, ammonites
y belemnites), vertebrados (peces y reptiles) y plancton (radiolarios,
calpionélidos, etc.). En las costas e islas cercanas habitaban pterosaurios y
dinosaurios.
Esto explica la presencia del esqueleto de reptil
marino que apareció en Viñales, el cual originalmente se encontraba preservado
en el lodo calcáreo del fondo marino, donde cayó el animal después de su
muerte, hace 146 a 144 millones de años. El hecho de que la cola esté doblada,
y algunos huesos largos y costillas dispersas, puede ser consecuencia de la
acción de algunos peces carnívoros que mordieron y retorcieron el cadáver, el
cual poco después quedó embebido en el lodo del fondo, donde las bacterias y
otros habitantes dieron cuenta de toda la carne, dejando el esqueleto limpio y
bastante articulado. Aquellos lodos, con el transcurso del tiempo, se
transformaron en la roca caliza dura y negra de grano muy fino, rica en materia
orgánica, donde se conservó este impresionante esqueleto hasta hoy.
Estas calizas se disponen en estratos (lajas)
paralelos de 10 a 20 cm de espesor, algunos hasta 30 o 40, se intercalan con
escasas capas de calcedonitas negras y pizarras arcillosas, sección muy
característica de la transición Jurásico a Cretácico en la Sierra de los
Órganos.
Muy interesante es la presencia de pliegues que
doblan estas rocas, los cuales se observan a lo largo de la caverna, y, lo más
fascinante, el desarrollo de un horizonte de unos 3 a 5 metros de espesor,
observable en la pared sur de la galería. Este horizonte presenta estratos con
pliegues doblados en ángulo muy agudo y cortados por fracturas, lo cual sugiere
que se trata de una superficie de falla por donde las rocas de la sección
superior de la caverna (donde está el fósil del reptil), se desplazaron desde
el S-SE hacia el N-NW, sobre las rocas que se disponen en la sección inferior y
el lecho del río. ¿Qué quiere decir esto? Pues que en la caverna hay dos
secciones rocosas distintas, la de arriba originada en algún lugar del primitivo
mar Caribe situado más al sur, las cuales se desplazaron algunos kilómetros
hasta superponerse a las rocas que yacen por debajo en la misma cueva.
Curiosidades de la historia geológica de esta región.
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