La NASA encuentra una posible señal de vida cerca de Júpiter
El telescopio espacial James Webb de la NASA ha realizado un descubrimiento innovador en Europa, la luna de Júpiter. La cámara infrarroja del telescopio capturó imágenes del terreno único de esta luna, revelando rastros intrigantes de vida en forma de abundante dióxido de carbono.
Para comprender la importancia de estos hallazgos,
es esencial comprender el concepto de “terreno helado”, caracterizado por
temperaturas extremadamente frías. En las zonas gélidas de Europa, los
investigadores encontraron una gran cantidad de dióxido de carbono.
Las observaciones del Telescopio Espacial James Webb
insinúan la presencia de carbono, un componente básico de la vida, dentro de un
océano debajo de la superficie helada de Europa. El 21 de septiembre de 2023,
la revista ‘Science’ publicó un notable estudio que detalla el descubrimiento
de carbono en esta luna helada. En este esfuerzo colaboraron dos equipos de
astrónomos independientes, cada uno de los cuales tenía la tarea de detectar
señales de un observatorio espacial en la superficie de la luna. Los hallazgos
del estudio sugieren fuertemente la abundante presencia de dióxido de carbono
en Europa, lo que ofrece indicadores prometedores de vida potencial en el
futuro.
Gerónimo Villanueva, autor principal del estudio,
enfatizó la importancia de la diversidad química para la vida en la Tierra,
afirmando que una mayor diversidad aumenta la probabilidad de vida. Explicó
además que el océano de Europa contiene la clave para determinar si el gas de
carbono es conductor o inhibidor de la vida.
Europa se destaca como uno de los pocos cuerpos
celestes de nuestro sistema solar donde los científicos creen que podría
existir vida. Debajo de su gruesa capa de hielo se encuentra un océano que
contiene el doble de la cantidad de agua que se encuentra en los océanos de la
Tierra. Sin embargo, la NASA nos recuerda que la presencia de carbono por sí
sola no es suficiente para que la vida prospere; requiere una fuente de
energía, como nutrientes orgánicos, y un suministro continuo de moléculas
orgánicas.
Después del descubrimiento de carbono en la
superficie de Europa por parte de Webb, los investigadores se embarcaron en una
investigación para determinar si este carbono llegó a través de meteoritos
(rocas espaciales) o se originó en las propias profundidades del océano de la
luna. Su atención se centró en la región europea de Taro Regio, donde se encontró
una importante concentración de dióxido de carbono. Taro Regio aparece como una
zona accidentada con abundante hielo, lo que sugiere movimientos y cambios en
la superficie. Esto implica que es posible que hayan aflorado sustancias de las
profundidades del océano.
Dado que el dióxido de carbono no es estable en la
superficie de Europa, el equipo concluyó que probablemente se originó en el
océano de la luna. Samantha Trumbo, investigadora de Universidad de Cornell,
explicó que se cree que el dióxido de carbono en Europa se originó en las
profundidades del océano, un hallazgo significativo dada la importancia
fundamental del carbono para la vida biológica. Trumbo también señaló que el
Telescopio Espacial Hubble había identificado previamente sales derivadas del
océano en la misma región, lo que respalda aún más la idea de que el carbono
probablemente emergió a la superficie junto a estas sales.
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