Los polos de la Tierra se derriten a ritmo récord, con el peor invierno de la historia en la Antártida
Este año, al norte y al sur, el hielo polar del
planeta ha seguido fundiéndose a toda velocidad. El Ártico se ha derretido
mucho este verano, sí, pero en el sur, la Antártida acaba de registrar la menor
extensión de la historia de océano congelado en su pico invernal: un millón de
km2 más pequeño que el anterior récord. “Un dato significativamente bajo”, ha
analizado el Centro del Hielo y la Nieve de EEUU (NSCD) en su lenguaje
científicamente comedido.
El 10 de septiembre, el hielo que rodea la Antártida
alcanzó su máximo anual de 2023 tras crecer durante todo el invierno austral:
16,9 millones de km2. A partir de ese día, la capa congelada de océano ya
comenzó a retirarse. Fue un récord negativo “por un amplio margen”. Solo nueve
días después, al otro lado del mundo, el océano Ártico tocó su mínima extensión
congelada: en primavera y verano se ha fundido hasta permanecer helados solo
4,2 millones de km2. Es el sexto registro más escuálido de hielo marino. Las 17
peores mediciones se han producido durante los últimos 17 años: entre 2007 y
2023, según informa el NSCD.
Como ha recordado el Panel Internacional Científico
sobre Cambio Climático (IPCC), la superficie de hielo marino actual en la
Tierra es la más pequeña desde hace 3.000 años. Es uno de los cambios
acelerados que indican de “manera inequívoca” cómo está afectando la crisis
climática. “El nivel medio del mar continuará aumentando durante siglos a
milenios debido al continuo calentamiento de las capas profundas oceánicas y al
derretimiento de los mantos de hielo”, ha explicado el IPCC.
El meteorólogo Juan Jesús González Alemán ha
apuntado en su cuenta de X que este descenso del hielo marino –“Estamos en
valores históricamente bajos y lejos respecto a otros años”, ha dicho– es un
aspecto por estudiar de cerca por si estuviera detrás del “gran aumento
repentino de las temperaturas globales”. Lo llama todavía “posible mecanismo”
que debe confirmarse.
Lo que se ha observado este año en la Antártida “es
un mínimo que pulveriza récords”, según el análisis científico del investigador
del NSCD Walt Meier. “Este récord es la continuación de una tendencia hacia la
baja en el océano Antártico que comenzó después de 2014”, ha apostillado la
NASA tras revisar las observaciones. Y en el Ártico “el paso del norte está más
abierto de lo que solía estar, incluso el hielo está más suelto y delgado en
áreas del polo norte que eran bastante compactas”, aseguran en la misma
agencia.
El calentamiento global del planeta que causa el
efecto invernadero –generado mayoritariamente por los gases lanzados por las
actividades humanas– se ha dejado sentir estos meses en los polos. La región
del Ártico ha atravesado su verano más cálido, de acuerdo con la Agencia
Meteorológica de EEUU (NOAA). En mayo, junio, julio, agosto... se han
constatado olas de calor marinas en los océanos Ártico y Antártico con sus
aguas entre tres y cuatro grados por encima del promedio, ha advertido el
sistema de observación europeo Copernicus.
La pérdida de hielo, además, alimenta un círculo
nefasto ya que, a la larga, hace que el mar se recaliente más todavía. La
superficie blanca helada blinda el agua de radiaciones y refleja la luz solar.
Sin hielo, las aguas oscuras se tragan el calor y lo almacenan. Y no es poco,
ya que el océano absorbe el 90% de esa radiación extra. Con hielo, una buena
parte rebota (se llama efecto albedo); sin él, queda almacenado cargando de
calor y energía el océano.
Y el cambio climático es, básicamente, el
desequilibrio energético del planeta: recibe más energía de la que emite
–retenida por el efecto invernadero exacerbado–. A partir de ahí, se
desencadenan todas las alteraciones que estamos viviendo: sequías más
frecuentes –que redundan en incendios forestales más destructores– seguidas de
precipitaciones más torrenciales, temporales costeros cargados de energía
extra, olas de calor...
Con los datos en la mano, al acabar este septiembre
se ha constatado que este ha sido un curso de fundición polar acusada. Ya en el
primer trimestre de 2023 se midieron también extensiones de hielo bajas en
ambos océanos. Las aguas alrededor de la Antártida se deshelaron más que nunca.
Ese mínimo –marcado en febrero– se quedó en 1,79 millones de km2, que estaba
más de un millón de km2 por debajo de la media 1981-2010. Y batió el anterior
récord registrado solo un año antes.
Lo que ha ocurrido es que, tras retroceder –es
decir, fundirse– más de lo que nunca ha sido medido científicamente, la capa
helada antártica ha crecido poco durante los meses siguientes hasta quedarse
muy atrás de los máximos de superficie que conseguía recongelarse.
El sur absoluto del planeta experimenta un acusado
deshielo desde 2016. Una especie de cuesta abajo que los científicos estudian
muy de cerca. “Una aguda recesión durante casi todos los meses del año”, la
definen. “Se cree que esa persistencia de una baja extensión de hielo cerca de
la Antártida desde 2016 está ligada al calentamiento de la capa superior del
océano causada por la mezcla con agua más cálida”, apuntan.
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