Una toxina causada por el calor mata a 120 delfines en la Amazonía
Un equipo de biólogos investiga si una biotoxina
generada por las altas temperaturas en la región amazónica de Brasil provocó en
las últimas semanas la muerte de hasta 120 delfines de dos especies en peligro
de extinción, el peor suceso de este tipo que se recuerda en al menos tres
décadas.
La oceanógrafa Miriam Marmontel, líder de
investigadores en mamíferos acuáticos del Instituto de Desarrollo Sostenible
Mamirauá, señaló a EFE que la ola de calor que atraviesa la Amazonía elevó la
temperatura del agua del lago Tefé ocho grados por encima del máximo normal y
que eso tuvo un "papel decisivo" en la muerte de los delfines, ya que
pudo provocarles una hipertermia.
Sin embargo, la especialista dijo que esas altas
temperaturas pudieron haber "exacerbado", a su vez, alguna sustancia
tóxica en el agua que debilitó aún más a los delfines y les impidió nadar hacia
el río que alimenta el lago para salvarse.
"Es otra línea de investigación y explicaría
por qué los delfines no salieron del lago. La combinación de altas temperaturas
y biotoxinas pudo haber provocado la muerte", aventuró.
Para salir de dudas, el equipo de biólogos que
coordina Marmontel trabaja para retirar los últimos cadáveres de delfines del
lago, para luego practicarles necropsias y enviar las muestras a laboratorios
en el sur del país, por lo que esperan recibir los primeros resultados a
finales de semana.
La especialista, que no recuerda un evento de esta
magnitud en sus 30 años de carrera en la región, calculó que los animales
muertos, de las especies delfín rosado y tucuxi, suponen poco menos del 10 % de
la población del lago.
El Instituto de Desarrollo Sostenible de Mamirauá,
vinculado al Gobierno federal, teme que este tipo de episodios se repitan
durante lo que queda de temporada seca en la Amazonía, cuyo pico suele darse a
mediados de octubre pero que el cambio climático amenaza con alargar.
Para tratar de evitar más muertes, el equipo de
biólogos del centro se está planteando trasladar delfines al río Solimões, como
se conoce en Brasil este trecho del río Amazonas, pero esa solución se
complicaría si se comprueba la presencia de alguna sustancia tóxica.
"Si los delfines fueron expuestos a alguna
enfermedad infecciosa generada por el calor, el problema sería mucho más
serio", apuntó Marmontel.
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